Investigación

La pérdida de visión y audición duplica el riesgo de fragilidad en la vida adulta

MADRID
SERVIMEDIA

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en colaboración con la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Harvard, demostraron que la combinación de problemas de visión y audición duplica el riesgo de fragilidad en adultos de mediana y avanzada edad.

Según informó este jueves el centro universitario, la combinación de problemas de visión y audición se asocia con el doble de probabilidades de padecer síndrome de fragilidad en comparación con las personas sin estas limitaciones sensoriales.

El trabajo, publicado en la revista ‘Aging and Disease’, analizó datos de más de 105.000 participantes de entre 39 y 72 años de la cohorte UK Biobank. Los resultados revelaron que tanto la pérdida de visión como la de audición, de manera independiente, incrementan el riesgo de fragilidad. Sin embargo, cuando ambas se presentan de forma simultánea, el impacto es significativamente mayor.

A este respecto, el profesor de la Facultad de Medicina de la UAM y primer autor del estudio, Humberto Yévenes-Briones, explicó que “nuestros hallazgos sugieren que la evaluación de la función sensorial podría ser clave para identificar a las personas con mayor riesgo de fragilidad en fases tempranas, lo que abriría la puerta a estrategias preventivas más eficaces”.

La fragilidad es un síndrome geriátrico caracterizado por la disminución de la reserva fisiológica y una mayor vulnerabilidad ante situaciones de estrés. Se asocia con hospitalizaciones más prolongadas, mayor dependencia, mortalidad prematura y elevados costes sociales y sanitarios.

DÉFICIT SENSORIAL

Según los autores, la coexistencia de déficits sensoriales podría acelerar la fragilidad al limitar la movilidad, reducir la actividad física, aumentar el riesgo de caídas y favorecer el aislamiento social.

En este contexto, la identificación temprana de la pérdida de visión y audición en adultos de mediana edad podría contribuir a prevenir el síndrome y sus consecuencias más graves.

“Este trabajo aporta evidencia sobre la necesidad de integrar la evaluación sensorial en la práctica clínica habitual, no solo en personas mayores, sino también en etapas más tempranas de la vida adulta”, destacaron los investigadores.

En cualquier caso, advirtieron que serán necesarios estudios longitudinales que confirmen estos resultados y permitan diseñar intervenciones específicas.

(SERVIMEDIA)
30 Oct 2025
ABG/gja