El presupuesto total de ambas adquisiciones ronda los dos millones de euros, aunque no se precisa el número exacto de subfusiles que se van a adquirir.

Estas armas se destinan a equipar a las unidades de élite de la Policía, como los GEO, UIP o unidades de cooperación internacional.

Los subfusiles Scorpion ya están en servicio en la Policía y en 2021 se compró un primer lote de 460 unidades por 920.000 euros. Por su parte, la pistola eléctrica Taser T7 lleva en dotación algo más de un año.

MÁS ARMAS NO LETALES

A finales de 2022, la Policía adquirió 3.000 pistolas Glock para reemplazar a los antiguos revólveres Astra que portan los agentes.

También se han comprado recientemente otros equipos como drones, gafas de visión nocturna, chalecos antibalas o vehículos eléctricos.

La incorporación de pistolas Taser se enmarca en el objetivo de dotar a los agentes con más medios de defensa no letales, como alternativa al uso de las armas de fuego en ciertas situaciones.

Estas pistolas eléctricas permiten inmovilizar de forma momentánea y a distancia a una persona mediante la aplicación controlada de descargas eléctricas, evitando daños mayores.

Su uso está más extendido en otros cuerpos policiales europeos y americanos desde hace años. La Policía comenzó a probarlas en 2020 y ahora se refuerza su dotación.