Medio ambiente

Las polillas nocturnas polinizan menos con el aire contaminado

- Según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

La contaminación del aire por la combustión de gas o carbón desde automóviles, centrales eléctricas y otras fuentes de origen humano reducen drásticamente las señales olfativas en las que confían los polinizadores nocturnos para localizar flores.

Esa es la conclusión principal de un estudio elaborado por nueve investigadores pertenecientes a instituciones de China o Estados Unidos y publicado este jueves en la revista ‘Science’.

Los investigadores descubrieron que el radical nitrato (NO3) en el aire degrada los químicos aromáticos liberados por flores silvestre comunes.

En la atmósfera, el NO3 se produce mediante reacciones químicas entre otros óxidos de nitrógeno, que, a su vez, se liberan mediante la combustión de gas y carbón por actividades humanas.

Este hallazgo es el primero en mostrar cómo la contaminación nocturna crea una cadena de reacciones químicas que degrada las señales olfativas, dejando las flores indetectables por el olfato. Los investigadores también determinaron que la contaminación probablemente tenga impactos mundiales en la polinización.

Cerca de tres cuartas partes de las más de 240.000 especies de plantas con flores dependen de polinizadores y más de 70 especies de polinizadores están en peligro o amenazadas, según Jeff Riffell, profesor de biología de la Universidad de Washington.

ONAGRA PÁLIDA

El equipo de investigación, dirigido por Riffell y Joel Thornton, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Washington, estudió la onagra pálida (‘Oenothera pallida’), una flor silvestre que crece en ambientes áridos en el oeste de Estados Unidos.

Los investigadores eligieron esta especie porque sus flores blancas emiten un aroma que atrae a un grupo diverso de polinizadores, incluidas las polillas nocturnas.

En sitios de campo en el este de Washington, los investigadores recogieron muestras de aroma de flores pálidas de onagra pálida. De vuelta en el laboratorio, utilizaron técnicas de análisis químico para identificar las docenas de sustancias químicas individuales que componen el aroma de la flor silvestre.

"Cuando hueles una rosa, estás oliendo un ramo diverso compuesto de diferentes tipos de sustancias químicas", indica Riffell, quien añade: “Lo mismo ocurre con casi cualquier flor. Cada una tiene su propio aroma, compuesto por una receta química específica”.

Una vez que identificaron las sustancias químicas individuales que componen el aroma de la flor silvestre, el equipo utilizó espectrometría de masas para observar cómo cada sustancia química del aroma reaccionaba al NO3.

Descubrieron que, al reaccionar con el NO3, casi se eliminaban ciertas sustancias químicas aromáticas. En particular, el contaminante diezmó los niveles de compuestos aromáticos monoterpénicos, que las polillas encontraron más atractivos en experimentos separados.

OLFATO COMO LOS PERROS

Las polillas, que huelen a través de sus antenas, tienen una capacidad de detección de olores equivalente a la de los perros y varios miles de veces más sensibles que el sentido del olfato humano. Según Riffell, algunas investigaciones sugieren que varias especies de polillas pueden detectar olores a kilómetros de distancia.

Utilizando un túnel de viento y un sistema de estímulo olfativo controlado por computadora, el equipo analizó cómo volaban hacia los olores dos especies de polillas: la esfinge de líneas blancas (‘Hyles lineata’) y la polilla del tabaco (‘Manduca sexta’).

Cuando los investigadores introdujeron el aroma normal de la onagra pálida, ambas especies volarían fácilmente hacia la fuente del olor. Pero cuando añadieron el aroma y el NO3 a niveles típicos de un entorno urbano nocturno, la precisión de la polilla del tabaco cayó en un 50% y la esfinge de líneas blancas -uno de los principales polinizadores nocturnos de esta flor- no pudo localizar la fuente en absoluto.

Los experimentos en un entorno natural respaldaron estos hallazgos. En experimentos de campo, el equipo demostró que las polillas visitaban una flor falsa que emitía un aroma inalterado con tanta frecuencia como visitaban una flor real. Pero si combinaban el olor primero con NO3, los niveles de visitas de polillas se redujeron hasta en un 70%.

"El NO3 realmente está reduciendo el 'alcance' de una flor, lo lejos que puede viajar su aroma y atraer a un polinizador antes de que se descomponga y sea indetectable", subraya Riffell.

DÍA Y NOCHE

El equipo también comparó cómo las condiciones de contaminación diurna y nocturna impactaban en los químicos aromáticos de las flores silvestres. En concreto, la nocturna tuvo un efecto mucho más destructivo sobre la composición química del aroma que la diurna, en gran medida a que la luz solar degrada el NO3.

Por otro lado, los investigadores utilizaron un modelo informático que simula tanto los patrones climáticos globales como la química atmosférica para localizar las áreas con mayor probabilidad de tener problemas importantes de comunicación entre plantas y polinizadores. Esas áreas incluyen el oeste de América del Norte, gran parte de Europa, Oriente Medio, Asia central y meridional, y el sur de África.

"Fuera de la actividad humana, algunas regiones acumulan más NO3 debido a fuentes naturales, la geografía y la circulación atmosférica", indica Thornton, quien añade que las fuentes naturales de NO3 incluyen incendios forestales y rayos.

(SERVIMEDIA)
08 Feb 2024
MGR/clc