Rato resumió la propuesta económica de su partido en una honda reforma del sector público, para mejorar su eficacia y controlar el déficit; unareforma fiscal basada en la reducción de impuestos, y la plena liberalización de la economía con la supresión de monopolios, incluida la privatización de empresas públicas no estratégicas.

Según explicó posteriormente el portavoz económico del PP, Cristobal Montoro, el programa que plantea su partido permitiría situar el crecimiento económico en torno al 3 por cien, y consolidar la actual fase de recuperación económica que apuntan los principales indicadores, ya que sin estas reformas, añadió, la salia de la crisis durar muy poco.

Rodrigo Rato no quiso cuentificar cual sería el coste para el Estado de las reformas que plantea su partido, sobre todo la referente a reducir los impuestos, pero aseguró que en cualquier caso, se trata de propuestas cuyo efecto sobre la demanda pemitiría compensar la caída de los ingresos por recaudación directa.

Entre las medidas fiscales que proponen los populares figura un descenso de 5 puntos en la tasa de matriculación de vehículos de menos de 2.000 centímetro cúbicos, y la revisisón del impuesto especial sobre el tabaco y el alcohol, además de fijar un IVA superreducido del 1 por cien para bienes de primera necesidad y del 6 porcien para hostelería, transporte aéreo y marítimo.

Además, el PP considera que el Impuesto de la Renta debe ir descendiendo progresivamente según lo vaya haciendo el déficit público, al tiempo que se simplifican los tramos desde los 18 actuales a sólo 4, se eleva el mínimo exento para declarar y se aplican ayudas familiares por el ercer hijo.

Evitar la doble imposición por dividendos en el Impuesto de Sociedades, fijar un tipo único del 0,5 por cien para el Impuesto de Patrimonio del 0,5 por cien y elevar su mínimo exento a 50 millones e incentivar la inversión en I+D y formación en las empresas y la contratación de parados mayores de 40 años, completan el capítulo fiscal.

La apuesta fiscal del PP también se extiende a la desregulación del suelo y la polìtica de vivienda, al centrarse en medidas tales como la bonificación el 90 por cien del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y del IVA en viviendas protegidas (VPO), mejor trato fiscal a los Fondos de Inversión Inmobiliaria, sobre todo si invierten el viviendas de alquiler, al tiempo que plantea mayores incentivos fiscales para este tipo de contratos.

Otro de los platos fuertes del PP es su propuesta en torno a las empresas públicas. La alternativa de los conservadores pasa por un plan de privatizaciones para las empresas que no demuestren ni su carácter estratégicoo el social, y citan el caso de Trasmediterránea y Elcano.

No obstante, los populares apuestan por un mayor grado de competencia y liberalización de servicios, que empice por el nombramiento en el Parlamento del presidete del Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC), a la que seguiría una nueva ley de Ordenación de las Telecomunicaciones que acabe con el monopolio de Telefónica y permitta más competencia en todos los servicios.

El PP también quiere su Plan Director de Infraestructuras (PDI) qu haga una previsión a medio y largo plazo de las necesidades de inversión que tiene el país, y que recoga un modelo mixto para financiarlo (sector público y privado).

Otras reformas del PP serían las del mercado laboral, con una reducción de las cotizaciones sociales, y la revisión de los nuevos contratos de aprendizaje, que para el PP pueden ser válidos en una coyuntura de crisis como la actual, pero no para perpetuarlas en el tiempo, porque sólo crearía, según Montoro, trabajadores de primera y de sgunda categoría.