El test, que consta de 187 preguntas, se abre con el siguiente interrogante: "¿está dispuesto a contestar sinceramente a todas las preguntas?". A partir de ahí plantea una serie de dilemas cuya finalidad no han sabido desentrañar los opositores y controladores en activo consultados por Servimedia.

Los candidatos a controladores aéreos deben explicar si, en un viaje en tren, prefieren leer un libro "profundo e interesante" o hablar con al viajero de al lado. Hande aclarar si prefieren vestir de una manera correcta y sencilla o extravagante y personal y si son partidarios de un sueldo fijo y seguro o de otro más arriesgado pero mejor remunerado.

Los futuros profesionales del control aéreo también deben precisar si tienen su habitación "estética e inteligentemente" ordenada y si les molesta la suciedad.

Los opositores consultados por esta agencia señalan que el test podría intentar calibrar la facilidad de los opositores para relacionarse con los demás. A parecer, esa es la finalidad de cuestionarios similares empleados por empresas del sector privado para reclutar a su personal.

De acuerdo con esta interpretación, sería conveniente preferir la profesión de camarero a la de cocinero porque el campo de sus relaciones personales del primero suele ser más amplio que la del segundo.

La oposición a controladores aéreos consta además de un test de inteligencia, un test psicotécnico de carácter práctico para medir los reflejos en el uso de pantallas de ontrol, una prueba de inglés, y otra de conocimientos de aeronáutica, matemáticas y física.