Así lo anunció este martes la entidad en un comunicado emitido coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y en el que subrayó que existe un perfil “específico” que incluye a mujeres “de mediana edad, con una vida estructurada, un trabajo o no y un estatus socioeconómico medio” que “abusan” del alcohol o de los psicofármacos y lo hacen de manera “normalizada, sin ser conscientes del riesgo que supone”, ya que son sustancias “legales y aceptadas socialmente”.

La entidad recordó que, según el Plan Nacional Sobre Drogas, el consumo de hipnosedantes es el “único consumo de drogas en el que la prevalencia en mujeres es mayor que en hombres, cerca del doble” y, en este sentido, la directora técnica de programas de prevención y tratamiento en Fundación Aldaba - Proyecto Hombre Valladolid, Ana Macías, puntualizó que “muchas” comienzan este consumo “tras el abandono del hogar de sus hijos y cuando aparecen sentimientos de soledad, de no sentirse útiles o necesarias”.

“Otras, para hacer frente a sus malestares, a sus preocupaciones o exigencias laborales y esto deriva en relaciones de dependencia y abuso”, abundó, para explicar que “la culpa, el estrés, el cansancio físico y mental” son factores de riesgo que “pueden derivar en el consumo problemático y de riesgo de alcohol, psicofármacos y otras drogas como forma mal entendida de evasión”.

A este respecto, Proyecto Hombre hizo hincapié en que se trata de un consumo “oculto, ligado al desconocimiento y a la consideración de su consumo como algo “normal”, especialmente entre las mujeres” y en que a ello se “añade” el hecho de que “no existen campañas generalizadas de prevención y sensibilización”.

En este sentido, el presidente nacional de la Asociación Proyecto Hombre, Manuel Muiños, precisó que son estas mujeres, “cuyo consumo está normalizado y que no se considera como un riesgo”, a las que va destinada la campaña, “para que sean conscientes del problema y busquen ayuda y apoyo” en sus centros.

“Allí encontrarán un espacio de confianza y confidencialidad, un espacio seguro, donde no se las juzga y donde, a través de una intervención terapéutica-educativa integral, se les acompañará a conseguir un estilo de vida autónomo y saludable”, sentenció.

En la misma línea, la directora general de la Asociación Proyecto Hombre, Elena Presencio, indicó que “la mirada de género no es una moda, es una necesidad, es una cuestión de derechos y de efectivad de las intervenciones”.

“En general, las mujeres tienden a silenciar o a ocultar su consumo, por lo que tardan más en pedir ayuda, una media de 15 años desde el inicio del consumo”, explicó, para agregar que la “falta de apoyo socio familiar, el temor al estigma y priorizar el cuidado de los demás, suelen ser los motivos para retrasar el tratamiento” y, por ese motivo, cuando piden ayuda, “lo hacen física y psicológicamente más afectadas”.