Redondo declaró a la Cadena Cope que le "molesta profundamente que esto salga en los términos en que ha salido", algo que no achacó a los medios de comunicación, sno a los que han facilitado la información. "Aquí todos hablamos de un debate claro y transparente de ideas en el PSOE, pero luego el que tiene en las manos estas cosas las intenta utilizar", dijo, en clara referencia a sectores del Partido Socialista.

Recordó que, hace unos años, desde dentro de su partido se le acusaba de ser "un instrumento de UGT y del sindicalismo", por ser hijo del entonces secretario general de este sindicato, Nicolás Redondo Urbieta, "y ahora les ha dado a algunos por decir qu hago seguidismo del PP".

"Y eso les viene bien a su estrategia", añadió, "y aunque esa estrategia esté basada en una consigna que es facilona, estúpida y vulgar y que no nos lleva a ningún lado, la siguen diciendo machaconamente".

Redondo, que resaltó el amplio apoyo recibido por su persona y "lo que represento" de entre distintos sectores del PSE y de la "sociedad vasca de izquierdas" en un reciente acto en San Sebastián, confesó que la posibilidad de volver a presentarse a la secretaría genera del partido le "crea mucha responsabilidad" y dijo no saber "si ganaría o no". En cualquier caso, aseguró que, desde el puesto en el que esté, seguirá trabajando por el País Vasco en la política.

Sobre la polémica reunión, que se celebró en el Palacio de La Moncloa y a la que, además de Aznar y Redondo Terreros, asistieron el padre de éste, Nicolás Redondo Urbieta, y el Defensor del Pueblo, Enrique Mújica, el ex líder del PSE explicó que "más que secreta, fue una reunión discreta".

"Además de es reunión, el año pasado me reuní con Jordi Pujol y con Ibarretxe, y la más comprometida no ha sido la de Aznar", agregó.

Redondo explicó que en dicho encuentro se habló de la situación del País Vasco y en ningún momento sobre su propio partido, ya que "los veteranos no solemos hablar de los problemas de nuestros partidos, solemos hablar de política". "Consideré que una reunión informal a finales de julio podía ser interesante para hablar de política, para que Aznar conociera mis criterios y yo conociea los suyos, pero para nada más".

Resaltó además que el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, "tuvo información desde el primer momento" sobre el encuentro y que éste aprobaba su celebración.