Don Felipe resaltó en su discurso que "en estos 200 años de nuestra historia, no se han alterado nuestras esperanzas como nación: convivir en un país abierto, tolerante, profundamente solidario y en el que las virtudes cívicas sean la esencia de nuestra vida democrática".

También puso en valor el papel del Ateneo en estos 200 años de historia y comentó que siempre ha sido "vanguardia de la cultura y la ciencia, refugio para el pensamiento libre, espacio de debate y de encuentro intelectual, emblema de su tiempo". Además, subrayó su "afán colectivo de avance y mejora en nuestra sociedad, aquí en Madrid y en toda España y confesó que tanto para él como para la Reina era "una auténtica satisfacción" acompañar a sus representantes a título personal, "como orgullosos socios de cuota y como tantas veces hicieron miembros de mi familia en el pasado desde la Reina María Cristina".

"La Reina y yo queremos agradeceros vuestra perseverancia en esa labor generosa y esforzada de propagar las luces entre nuestros conciudadanos para cooperar a la prosperidad de la nación”, como se recoge en el preámbulo de los Estatutos fundacionales del Ateneo Español -padre de este Ateneo- en 1820. Una tarea comprometida y derivada de la máxima: “Sin ilustración pública, no hay verdadera libertad”, recogida igualmente en dichos Estatutos", aseveró el Monarca.

En su alocución don Felipe recordó que "la sede que hoy nos acoge fue inaugurada por el Rey Alfonso XII en 1884" y que "celebrar el bicentenario de la institución es celebrar la libertad de pensamiento y creación". "También es reafirmar la cultura y la ciencia como motores del cambio y el progreso. Que una entidad de esta naturaleza y propósitos alcance los dos siglos de existencia acredita que las ciencias, las letras y las artes, y el debate abierto y tolerante, han sido y son una de las principales prioridades y preocupaciones de todos cuantos participaron y participan de este proyecto, siempre necesario y atento al pulso de los tiempos", concluyó.