“Donde hubo amnistías y regalos fiscales para los más pudientes, habrá reformas fiscales que garantice que quien más tiene,más contribuya a la hacienda pública para tener un Estado del bienestar mucho más fuerte”.

Esta fue la referencia que, en la celebración del décimo aniversario de ‘eldiario.es’, hizo el presidente al nuevo recargo fiscal en el que trabaja el Ejecutivo para paliar las consecuencias económicas derivadas de la guerra en Ucrania y la crisis energética.

Lo hizo durante una intervención en la que contrapuso las medidas actuales con la realizadas hace diez años y que llevaron, dijo, a que España tardase siete años en recuperar los niveles económicos previos a la crisis financiera, mientras que ahora ya se han igualado o superado los que se tenían antes de la pandemia.

En este sentido, valoró que el dato del crecimiento económico del PIB, que creció en el segundo trimestre del año un 1,5% respecto al anterior y es "mayor de lo esperado", "anima" a seguir por el camino de las inversiones para modernizar la economía española a la vez que protegiendo a la mayoría social del país y reforzar el Estado del bienestar.

“Hace una década sufrimos políticas que provocaron mucho sufrimiento de la clase media y trabajadora de nuestro país y una inmensa mayoría social de españoles condenada a pagar una suerte de triple factura: la factura de los brutales recortes de los servicios públicos, el rescate bancario y la amnistía fiscal a grandes defraudadores, y envolviendo el conjunto una insoportable corrupción”, resumió Sánchez.

El jefe del Ejecutivo defendió que ante las crisis se pueden dar respuestas “diametralmente distintas” y reivindicó que la prueba está en las acometidas por su Gobierno, así como por la “batalla” dada en Bruselas para que la Unión Europea actuara de otra manera distinta a como lo hizo hace 10 años.

Una “batalla” que también, afirmó, se ha dado a nivel comunitario en materia energética y la respuesta a las crisis hasta el punto que la UE apuesta por una redistribución del esfuerzo “entre aquellos que más tienen”, como los gravámenes que se están impulsando en España para energéticas y entidades financieras.

El presidente se mostró convencido de que “más pronto que tarde doblegaremos la curva de la inflación”, con el fin de la guerra, y que entonces España será un país “más competitivo” porque las medidas para las urgencias no han sido “excusas para postergar deberes” como la transición ecológica, la digital o la justicia social.

Así las cosas, Sánchez se mostró seguro de que “dentro de 10 años”, cuando se eche “la vista atrás”, “entenderemos mejor la dimensión de los retos que tuvimos que afrontar como sociedad y el alcance de los cambios que estamos poniendo en marcha”.

“Y lo haremos desde un país mejor, que supo aprovechar la oportunidad en medio de la tormenta, una España mucho más sostenible, más feminista, y más cohesionada. Una España líder en transición energética, referente mundial de derechos y libertades que hoy están puestos en cuestión”, incluso “en democracias consolidadas como EEUU”.

En resumen, dijo el presidente para terminar, será “una España que habrá demostrado que no hay riqueza más sólida que la del bienestar compartido, ni mayor progreso que el de alcanzar la justicia y la dignidad además de mayores tasas de crecimiento”, concluyó.