La oferta religiosa será obligatoria para los centros, y voluntaria para los alumnos. La elaboración del programa de la asignatura, prosiguió Solana, se otorgará a la Conferencia Episcopal, así como la designación de los profesores de Religión.

"No entiendo", afirmó el representante del Ejecutivo, "cómo dicen algunos que estamos coartando el prinipio de libertad religiosa con este proceso abierto por el Gobierno en la reforma del proceso educativo".

En opinión de Solana, "la mayoría de la ciudadanía comprende y comparte las medidas tomadas por el Ministerio de Educación".

"Lo que sería exagerado", matizó el ministro, "es que la Conferencia Episcopal designara también el trabajo a los alumnos que no deseen recibir una enseñanza de la Religión".

En relación al ajuste presupuestario planteado por el Gobierno para 1991, Solana dijo que u departamento "será solidario con el resto en caso necesario", y matizó que "las decisiones del Gabinete no afectarán a los planes de este ministerio".