El grueso de ese tesoro artístico está formado por obras de Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Juan Uslé, Miquel Barceló y Manolo Valdés, entre otros autores. La colección está formada por cuatro decenas de cuadros, dos centenares de estilográficas y varias esculturas. Las obras están valoradas de más de 15 millones de euros.

Las gestiones para la devolución de las obras están siendo comandada por la Audiencia Nacional. El juez central de instrucción número 6, Manuel García Castellón, que instruye la causa, había solicitado a Suiza la devolución de las obras y que el traslado no se realizara sin su presencia o la de una persona en representación del juzgado en Ginebra.

Así, está previsto que la entrega se materialice entre los días 29 y 30 de junio con la presencia de un representante de la justicia española, de los responsables de Aduanas suizos y de la empresa propietaria del almacén donde estaban las obras (Fine Asta Transports Nature Le Coultre S.A.).

Según las investigaciones del ‘caso Púnica’, Marjaliza se habría hecho con esta colección de obras de arte con las ganancias de su actividad corrupta y las habría guardado en un depósito franco en Suiza a nombre de una mercantil cuyos titulares serían dos testaferros de nacionalidad tailandesa y singapurense.

Una vez que Marjaliza comenzó a colaborar con la justicia en el esclarecimiento de esta trama corrupta, el magistrado le solicitó autorización expresa para reclamar la repatriación de las obras pagando los gastos acumulados durante su depósito y los costes del viaje de vuelta con los fondos que le fueron embargados en Suiza. Hace ya un año que García Castellón tramitó su solicitud a las autoridades suizas, que no han dado su consentimiento hasta comprobar, gracias a la colaboración de Singapur, que el verdadero propietario de las obras es Marjaliza.