Lo hizo en un acto de precampaña con científicos, trabajadores y activistas climáticos que se celebró en el Espacio Marieta del barrio de Tetuán de Madrid, y en el que aseveró que ni los profesores, ni los alumnos, ni los trabajadores de las residencias ni los usuarios de éstas pueden estar a 40 o 35 grados, ni siquiera a más de 30 grados.

La candidata arrancó de la premisa de que “justicia social y climática van de la mano”, puesto que las olas de calor están “afectando a las vidas de la gente”. El portavoz de campaña de Sumar, Ernest Urtasun, avanzó antes que ella que, por eso, Sumar quiere hacer del tema climático el gran debate de campaña, de la cual cree que es "el gran ausente” entre los asuntos abordados.

Citando al Instituto Carlos III, Díaz aseguró que el año pasado murieron por este motivo 4.700 personas en España, y añadió que este país tiene ahora cinco semanas más de verano que en los 80 y el doble de olas de calor. “Muere muchísima más gente por las olas de calor que por la siniestralidad viaria”, comparó, apelando a que, igual que se tomaron medidas para reducir las muertes en la carretera, se haga ahora para “revertir las olas de calor”.

Finalmente, ancló el componente social al aseverar que “las olas de calor van por barrios”, puesto que no las sufren igual los humildes que los pudientes. En este sentido reivindicó que, como ministra de Trabajo, ha incluido en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales una adaptación de las normas a los sectores profesionales y la especificidad personal de cada trabajador, prohibiendo que en algunos casos se pueda trabajar cuando los servicios meteorológicos declaren una alerta naranja o roja.

POTENCIA VERDE O DESIERTO GRIS

Díaz reiteró la tesitura que suele plantear de que España puede decidir entre convertirse en “una potencia de renovables” o en “un gran desierto gris”, y recordó que este país muestra “una serie de fragilidades” específicas ante el calentamiento global, como la importancia del sector primario.

Por ello y para contribuir a la lucha contra el calentamiento global, abogó por eliminar los combustibles fósiles y por la descarbonización completa de la economía, que además permitirá la creación de nuevos empleos verdes que generarán valor añadido. Al final del acto, y en respuesta a uno de los participantes, que instó a no olvidar al mundo rural, ella suscribió que olvidándolo se generaría "una nueva brecha" entre ese ámbito y las ciudades, por lo que apostó por "un rural vivo".

Tanto Díaz como Urtasun arremetieron contra la propuesta del Partido Popular de prolongar la vida útil de las centrales nucleares, una idea que, para la vicepresidenta del Gobierno y candidata a presidirlo es “una idea tóxica, fracasada y del pasado”. En lo que pareció una metáfora de sus pactos con Vox, dijo también que el PP “no por casualidad ya está incorporando residuos radiactivos en los gobiernos que están conformando en nuestro país”.

“La energía nuclear no es segura; no es barata, es carísima; y no es rentable ni siquiera para las empresas del sector”, advirtió la líder de Sumar. Su portavoz de campaña, que también avisó de que España “va a ser uno de los países más golpeados” por el cambio climático, ya había acusado al PP de “sacar del baúl de los recuerdos” una propuesta que no garantiza lo que se necesita del mix energético: “que sea descarbonizado, rentable y que no nos haga dependientes”.

Muy al contrario, Urtasun advirtió de que la energía nuclear es “carísima”, por los “sobrecostes brutales” que genera; y requiere de la importación de uranio. Además, alertó de que prolongar las nucleares españolas las llevaría más allá de los 50 años, lejos del límite de seguridad establecido por la OIEA, y de que, por el coste de producción, sólo podría “hacerse a cargo del contribuyente, cuando deberíamos estar invirtiendo en renovables”.