Así lo anunció este miércoles la UGR en un comunicado en el que recordó que los sulfitos actúan como agente antioxidante y antimicrobiano y evitan que las propiedades organolépticas del vino cambien. También señaló que la Unión Europea obliga a indicar su presencia si la concentración es mayor de 10 miligramos por litro, aunque no su concentración.

Bajo la dirección del investigador del departamento de Química Analítica de la UGR Miguel M. Erenas, en colaboración con Gerhard J. Mohr, del Joanneum Research Forschungsgesellschaft (Austria), los investigadores desarrollaron un dispositivo colorimétrico, usando papel como soporte, que no ocupa más de 3,5 centímetros de largo y 7 milímetros de ancho.

Según explicó Erenas, su forma de uso es “muy simple”, dado que basta añadir la muestra de vino en el extremo redondeado del dispositivo para que, a continuación, mediante un sistema de doble canal, los colorantes del vino sean retenidos con el fin de que llegue una muestra incolora a la zona sensora.

En esta zona es donde el sulfito es “reconocido”, produciendo un cambio de color que, según el experto, “depende de la concentración de sulfito presente" y que es analizado posteriormente mediante un smartphone.

Los resultados se obtienen después de 60 segundos, siendo necesario 20 microlitros de muestra para realizar el análisis.