Gaza

La única iglesia católica de Gaza se convierte en “un campo de refugiados” para 750 palestinos

- Este miércoles cayeron bombas a 300 metros de esta iglesia que acoge a enfermos, mayores y personas con discapacidad

- Por ahora no se han registrado heridos ni daños materiales, según el párroco Gabriel Romanelli

Madrid
SERVIMEDIA

La Iglesia católica de la Sagrada Familia, ubicada en el norte de la Franja de Gaza, se ha convertido en “un campo de refugiados” donde 750 personas, entre ellas niños con discapacidad, personas mayores y heridos de guerra, han decidido quedarse “con miedo” porque la alternativa de dirigirse hacia el sur de Gaza “tampoco es segura”.

Así lo afirma en una entrevista a Servimedia el párroco Gabriel Romanelli, un religioso argentino que se ha convertido en la voz de quienes se han quedado “aislados” en Gaza con graves problemas de comunicación.

El párroco se encuentra temporalmente en el territorio perteneciente a Cisjordania, concretamente en Belén, “porque estaba fuera cuando estalló el conflicto el pasado 7 de octubre y ahora no puedo regresar a Gaza”.

“La situación es desesperante y no les queda otro remedio que quedarse en la iglesia”, afirma el párroco en una entrevista a Servimedia. “Según el ejército israelí deberíamos dirigirnos hacia el sur de Gaza pero no es seguro porque también lo están bombardeando” y sentencia que “allí no hay nada”. “Al menos aquí”, en la parroquia, “la poca agua que hay y la comida la compartimos entre todos”.

Actualmente se encuentran sin luz ni agua potable. De momento, se abastecen de un pozo de agua natural y se han visto obligados a comprar botellas de agua al triple del precio normal con la ayuda del Patriarcado Latino y donaciones particulares.

“EL PELIGRO, MÁS CERCA”

Alrededor de 750 personas han encontrado cobijo en la Iglesia de la Sagrada Familia gracias al trabajo infatigable de nueve personas: el padre Yusuf, vicario parroquial, dos monjas peruanas mellizas de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado (IVE) junto a otras religiosas de las congregaciones Nuestra Señora del Rosario y Hermanas de la Madre Teresa. Su párroco permanece 'varado' al otro lado de la franja "deseoso de reencontrarse con su iglesia” y consciente de “la situación crítica” que atraviesan “los refugiados”.

“Tenemos 54 niños con discapacidad, adultos encamados, ancianos enfermos, heridos por los bombardeos a los que les falta algún miembro”, relata. “No podemos mover a estas personas porque son muy frágiles y vulnerables y menos ahora que empiezan las lluvias y se acerca el invierno”.

“Preferimos quedarnos en la parroquia pese al peligro”. El padre Romanelli relata que por la noche han pasado “horas duras” porque “los bombardeos eran muy fuertes”. “Yo escuchaba los cohetes y eso que estoy a kilómetros y kilómetros de la Franja de Gaza porque desgraciadamente no me dan permiso todavía para entrar”, reitera el párroco quien confía en que “la Iglesia no es un objetivo militar” del Ejército israelí. “Aunque en una guerra con bombardeos de esta magnitud… no se sabe”.

De hecho, la parroquia de San Porfirio, perteneciente a la Iglesia ortodoxa griega en la ciudad de Gaza, fue atacada el pasado 19 de octubre y su estructura quedó gravemente dañada. Más tarde, muchos de los que allí se refugiaban buscaron cobijo en la vecina parroquia latina, ubicada a tan sólo 400 metros.

“Algunos heridos de la parroquia ortodoxa están siendo atendidos en nuestra iglesia porque entre los refugiados también tenemos doctores”, explica en una grabación de audio, difundido por el Instituto del Verbo Encarnado, la religiosa María del Pilar Llerena. Asegura que las puertas de esta iglesia "están abiertas para todos". “Hasta aquí ha venido gente en silla de ruedas, ancianos que no pueden caminar. Tenemos hasta una persona enferma de cáncer que fue operada del cerebro”.

MANTENER UNA RUTINA

Este miércoles se produjeron varios ataques aéreos contra el campo de refugiados de Jabalia, a 300 metros de la entrada a la Iglesia de la Sagrada Familia, mientras se encontraban en misa. Destruyeron un barrio entero con 30 edificios, dejando una cincuenta de víctimas mortales y otras muchas otras atrapadas bajo los escombros.

Tanto el padre Romanelli como las religiosas aseguran a Servimedia que tras el bombardeo están todos bien, “aunque muy asustados” y que “no ha habido heridos ni daños materiales ”. “Que estemos bien”, subraya el párroco, “no quiere decir que no nos sobresaltemos con el estruendo de las bombas”.

Pese a las adversidades y a la cercanía, cada vez mayor, de los bombardeos, en La Sagrada Familia no están dispuestos "a abandonar la iglesia" ni a su gente.

La única parroquia católica de la Franja de Gaza se ha transformado, en palabras de su párroco, en una especie de “campo de refugiados” donde se intenta seguir “una rutina” diaria buscando tiempo para cocinar, lavarse, orar o hacer actividades para que los niños “no pierdan más serenidad” de la que ya han perdido en todos estos años de guerra.

Pero, además, este lugar de culto se ha convertido en sala de curas para unos, en una residencia de personas mayores para otros, en la escuela para decenas niños o en un centro para personas con discapacidad.

(SERVIMEDIA)
03 Nov 2023
AOA/pai