Lo hizo a través de un comunicado en el que expuso que un total de 25 países ya han declarado brotes desde principios de este año y avanzó de que otros 22 pueden seguir el mismo camino.

Esto le sirvió para denunciar que la disminución de la incidencia del cólera en la última década se ha revertido desde 2021, y avanzó que si la tendencia se mantiene, especialmente ahora que África occidental está comenzando la temporada de lluvias, es previsible que se supere el número total anual de países que luchan contra brotes de cólera registrado ese año y en 2022.

Unicef aseveró que el cólera es una enfermedad “de la que nadie debería morir”, y explicó que las tasas de mortalidad superiores al 1% suelen deberse a “problemas con la calidad, el acceso y la velocidad del tratamiento”.

En ese sentido, reseñó que cuanto más tiempo transcurra sin el apoyo necesario para controlar y prevenir el cólera, “más se extenderá la enfermedad y más aumentarán las necesidades de fondos”.

La organización recordó que el pasado mes de noviembre pidió a la comunidad internacional 150 millones de dólares (139 millones de euros al cambio) para responder al brote de cólera, pero recibió “poco apoyo”. “La inacción cuesta vidas y dinero”, deslizó.

Ante esta situación, afirmó que “el recrudecimiento del cólera en un alcance, escala y gravedad sin precedentes es una llamada de atención urgente para que actuemos juntos y ahora”, ya que “esta situación va a empeorar” debido a que el cambio climático es un “multiplicador de fragilidad”.

Por ello, reclamó 480 millones de dólares (444 millones de euros al cambio) durante el próximo año para la “prevención inmediata del cólera” y para respuestas de intervención en salud, agua, saneamiento, prevención de infecciones, comunicación de riesgos, implicación de las comunidades, y cambio social y de hábitos.