Así lo denunció en una nota de prensa donde la ONG evaluó el reciente año hidrológico, que finalizó el pasado día 30 de septiembre. En ella, apuntó que los efectos del cambio climático “agravan las consecuencias del elevado nivel de consumo de agua, en particular, para el riego de cultivos industrializados”, al que se destina “casi el 80%” de los recursos hídricos.

WWF explicó que la mala gestión del agua se traduce en la “falta de control” por parte de las administraciones públicas de las extracciones legales e ilegales de agua, así como en mecanismos que “generan un efecto perverso y polémico” como la compraventa de derechos de agua en plena sequía.

Además, desde la organización criticaron las medidas tomadas para afrontar las sequías, que consisten en exenciones al pago del agua y ayudas directas a los sectores ganadero y agrícola, y señalaron que estas medidas se destinen “de forma prioritaria” a los más vulnerables y a reducir la dependencia del agua en diversos sectores.

Por ello, reclamaron una estrategia de prevención en la gestión del agua que apueste por incentivar un cambio del modelo agrario y de desarrollo rural. Entre las medidas propuestas destaca la reorientación de fondos públicos hacia producciones de alto valor natural, el cese inmediato de nuevas transformaciones de regadío y el control exhaustivo del uso del agua y del suelo, así como un plan urgente de reajuste del sector, con reconversión a secano u otras actividades alternativas que no precisan agua y medidas de mitigación.