Tartamudez

"La tartamudez no va a hablar más por mí, sino yo por ella”, afirma la técnica de comunicación Yolanda Sala

- Este domingo se conmemora el Día Internacional de la Tartamudez

- 800.000 personas en Españas presentan este trastorno del habla

Madrid
SERVIMEDIA

Yolanda Sala trabaja en el departamento de Comunicación de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) de Alicante. Esta valenciana de 46 años, que convive con la tartamudez desde los 6, pasa gran parte de su jornada laboral hablando por teléfono, lo que le condujo a tomar una decisión crucial. "La tartamudez no va a hablar más por mí, sino yo por ella”, afirma con contundencia.

Esta experta en comunicación reconoce en una entrevista a Servimedia que con el paso del tiempo ha aprendido a “convivir de una manera sana con la tartamudez”. “Uso herramientas que me ayudan a hacer más amable el discurso pero que no maquillan mi tartamudez”, asevera.

Como Yolanda, más de 70 millones de personas en el mundo, de las cuales 800.000 son españolas, tartamudean. Es decir, tienen dificultades para comenzar y sincronizar el habla, lo que provoca pausas y repeticiones. Esta cifra supone una incidencia de alrededor un 5% de niños y 1% de adultos. Se pueden identificar dos variables de este trastorno: la tartamudez del desarrollo, el tipo más común, que comienza en los niños pequeños cuando todavía están aprendiendo el habla y el lenguaje; y, en segundo lugar, la tartamudez neurogénica que puede ocurrir después de un accidente cerebrovascular, un trauma cerebral u otro tipo de golpe en la cabeza.

Según la experta en logopedia Ana Civit, “hasta los seis años la tartamudez se puede revertir” porque el rendimiento y el resultado de las sesiones “se multiplica por dos”. “Trabajamos con los niños como si fuera un juego, pero además enseñamos a los padres cómo deben intervenir con sus hijos”, explica a Servimedia.

Yolanda, en cambio, tuvo que esperar a la treintena para empezar con la rehabilitación logopédica. “Hace 40 años no se entendía la tartamudez como ahora. No había herramientas, ni a nivel clínico ni familiar. Los docentes tampoco facilitaban el camino a los estudiantes con tartamudez”, afirma. “No se hablaba de estas cosas y se miraba para para otro lado”, rememora Yolanda quien habla de 'la soledad del niño con tartamudez’.

Ella recomienda “la intervención logopédica en edad temprana” porque, de este modo, los menores la incorporan "de una manera natural". “Es fundamental que los padres no presionen a los hijos ya que muchos dejan de hablar porque sienten que defraudan a sus progenitores”, alerta.

“CUESTIÓN DE TIEMPO”

Esta valenciana, que ha ocupado durante un tiempo la Vicepresidencia de la Fundación Española para la Tartamudez (TTM-España), se ha visto ‘obligada’ a hablar en público en numerosas conferencias “frente a interlocutores no predispuestos a la tartamudez”. La experta en comunicación confiesa que "el recurso" es avisar a los asistentes y decirles “soy una persona con tartamudez y me tienen que dar un poquito más de tiempo”. “Entonces me libero de esa exigencia de perfección, de evitar ese bloqueo. Porque no somos la policía de la tartamudez”, apunta.

“Cuando te das cuenta de que es una cuestión de tiempo y que basta con esperar un poco, ya está. No tengo por qué llegar a la perfección”, se dice a sí misma. No obstante, es consciente de que aún hoy “los bloqueos aparecen” cuando trata de decir “un dato cerrado" como un nombre, un apellido o el número del DNI. “No hay escapatoria, no puedes dar rodeos y puedo estar varios segundos bloqueada”, reconoce.

Pese a los años de sesiones con el logopeda, la valenciana confiesa que el proceso “todavía no es automático” y que a menudo tiene que pensar las herramientas que va a aplicar en cada momento. “Llegas a ‘un punto de no retorno del habla’ y tus pensamientos van más rápidos que tus palabras. Empiezas a tropezarte y te culpabilizas”, explica. “Son pensamientos muy negativos del tipo ‘no vales nada’ y te metes en un bucle, en un agujero donde ya es muy difícil aplicar ninguna técnica”. La tartamudez tiene esa parte oscura, refiere Yolanda, en la que “vivimos siempre con una ansiedad anticipatoria al bloqueo”.

EXCLUSIÓN LABORAL Y SOCIAL

“El abordaje es absolutamente personalizado, como un traje a medida”, explica la logopeda. “En función de la evaluación diagnóstica se aplica un tratamiento u otro”, afirma la experta al recordar el caso de un joven con un grado severo de tartamudez. “Era un chico inteligente, formidable que me reconoció que trabajaba como reponedor de noche en un supermercado porque era el único trabajo que podía desempeñar en el que no tenía que hablar con nadie y eso es muy triste”, se lamenta.

Por su parte, Yolanda confiesa que hay "mucha renuncia en la tartamudez” porque te quita el derecho a ser tú mismo. "La tartamudez es una condena al silencio, a no existir, por así decirlo, en el momento en el que te ves obligado por vergüenza o bochorno a esconderte y a querer desaparecer”. De ahí la importancia de establecer un código, una especie de puente entre las personas con tartamudez y ‘las personas fluidas’. “Yo no necesito ni que me acabes las palabras, ni que te burles de mí, ni que me apartes la mirada cuando me bloqueo. Lo único que necesito es que me dejes hablar”, afirma la técnica en comunicación.

En este mismo sentido se manifiesta Adolfo Sánchez , un exitoso empresario de la construcción, ahora jubilado, y persona con tartamudez que hace 25 años creó la Fundación Española para la Tartamudez y desde entonces es su presidente. “La mayoría de las personas que tiene este trastorno se siente sola y manifiesta poca integración en el ámbito social y laboral”, confiesa en declaraciones a Servimedia. De hecho, la Fundación estima que la población con tartamudez no supera el 80% de las entrevistas de trabajo. Sánchez denuncia que “estos candidatos tendrán que pasar muchos más filtros, más decepciones y demostrar con creces su valía” e insiste en que “no somos enfermos”.

En el Día Internacional de la Tartamudez, el presidente de TTM-España insiste en que este trastorno “no es una enfermedad”. “La tartamudez es una peculiaridad más del ser humano como el que es calvo, alto o bajo”, apunta Sánchez. Sólo son personas que precisan un poco más de tiempo.

(SERVIMEDIA)
22 Oct 2023
AOA/pai