Zapatero, que acudió como todos los años a la fiesta que organiza en Rodiezmo (León) el sindicato SOMA-FIA-UGT, aseguró que el Gobierno piensa defender los derechos de los inmigrantes irregulares porque, si no lo hiciera, abriría "el camino a que los trabajadores españoles tuvieran menos derechos".

A su juicio, los inmigrantes buscan llegar aquí porque España es "la frontera entre el desarrollo y la pobreza", así que la solución sería que ellos tuvieran trabajo en sus países de origen. "Si el capital no llega allí tantos ciudadanos de esos países tendrán que viajar a buscarlo a otros países del mundo ante la miseria", dijo.

Por eso, ratificó su promesa de incrementar la ayuda al desarrollo hasta el 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) y se comprometió a "exigir ese compromiso" a la Unión Europea para que la ayuda a África se convierta en una "prioridad" de todos los países.

Asimismo, acusó al Partido Popular de "hacer demagogia y jugar a la hipocresía" con este asunto cuando, al abandonar el Gobierno, dejaron en España 800.000 inmigrantes irregulares, de lo que 600.000 trabajaban de manera ilegal "sin derechos y sin cotizar".

Zapatero se felicitó de haber integrado a todos esos inmigrantes a través del proceso de regularización realizado el año pasado e hizo un llamamiento a todas las comunidades, especialmente aquellas gobernadas por el Partido Popular, para contribuir "a la gestión adecuada del flujo migratorio ilegal que sufre Canarias".

El presidente del Gobierno aseguró que ahí, en el reparto de los inmigrantes ilegales que llegan al archipiélago, es "donde se ve" si los discursos sobre solidaridad, cohesión y España son de verdad o se reducen a eslóganes políticos.

Antes de finalizar el acto, Zapatero anunció su presencia en Rodiezmo para la fiesta del próximo año, en la que confió pueda celebrarse el triunfo del Partido Socialista en las elecciones municipales y autonómicas de mayo y pueda predecirse un triunfo "ampliamente" ante las generales de 2008.