Medio ambiente

La costa del Báltico pierde más oxígeno que nunca en 1.500 años por la contaminación humana

- Al arrojarse a ese mar fertilizantes y aguas residuales

MADRID
SERVIMEDIA

El mar Báltico alberga alguna de las zonas muertas más grandes del mundo (es decir, áreas marinas carentes de oxígeno donde la mayoría de los animales no pueden sobrevivir) y la pérdida de oxígeno en sus zonas costeras durante el siglo pasado no tiene precedentes en los últimos 1.500 años debido a la contaminación humana.

Ésta es la conclusión principal de un estudio realizado por investigadores de Alemania y Finlandia y publicado en la revista ‘Biogeosciences’, de la Unión Europea de Geociencias. Los científicos creen que la contaminación inducida por el ser humano a partir de fertilizantes y aguas residuales que salen de los países que rodean el Báltico es el principal impulsor de la reciente pérdida de oxígeno en las aguas costeras de ese mar.

La propagación de áreas marinas con poco oxígeno puede tener consecuencias nefastas para el medio ambiente y las poblaciones locales, ya que puede reducir la producción de peces e incluso provocar una mortalidad masiva de animales marinos.

“El Báltico se vio fuertemente afectado por las aportaciones de nutrientes humanos en el siglo XX y todavía está experimentando el legado de esas aportaciones en la actualidad”, apunta Tom Jilbert, de la Universidad de Helsinki (Finlandia).

A pesar de las recientes medidas para reducir la liberación de nutrientes contaminantes, los investigadores indican que no han encontrado “ninguna evidencia de recuperación” del agotamiento de oxígeno en el Mar del Archipiélago (zona costera entre la Finlandia continental y Suecia que forma parte del Báltico).

Los investigadores aducen que una de las razones de ello puede ser el cambio climático. Sami Jokinen, de la Universidad de Turku (Finlandia), indica que, como las aguas cálidas son menos efectivas para retener oxígeno, “el calentamiento global puede exacerbar el agotamiento del oxígeno” y se trata de “un factor importante que retrasa la recuperación”.

Para descubrir qué fue lo que alimentó la pérdida de oxígeno en el pasado y qué papel desempeñó el clima, los científicos perforaron y estudiaron un núcleo de sedimentos de cuatro metros de largo desde el lecho marino en el Mar del Archipiélago.

Ello les permitió ver por primera vez cómo los niveles de oxígeno cambiaron en esa área durante los últimos 1.500 años. Este periodo incluye la anomalía del clima medieval, una época de clima más cálido pero con baja contaminación de nutrientes desde el año 900 hasta alrededor de 1350, así como los tiempos modernos.

"El hallazgo interesante de nuestro estudio es que en las zonas costeras destaca la pérdida de oxígeno en el periodo moderno debido a la fuerte señal de las recientes aportaciones de nutrientes humanos", apunta Jilbert.

“SEVERA SIN PRECEDENTES”

El equipo descubrió que los niveles de oxígeno también eran bajos durante el período medieval más cálido, pero indican la actual pérdida de oxígeno es "severa sin precedentes" y muestra cómo el exceso de contaminación y las temperaturas más cálidas pueden combinarse para hacer que las zonas muertas prosperen.

El equipo también descubrió que esta pérdida reciente de oxígeno comenzó a principios del siglo XX, décadas antes de lo que se había pensado anteriormente y antes del seguimiento regular de la calidad del agua. "Esto es sorprendente porque la década de 1950 a menudo se considera como el período de aumento del agotamiento de oxígeno en el mar Báltico, que se ha relacionado con el aumento sustancial de la carga de nutrientes inducida por el hombre en ese momento", dice Jokinen.

La superficie terrestre en el área del Mar Báltico ha ido en aumento desde que el final de la Era de Hielo eliminara capas de hielo de gran peso de la región y ese incremento hace que algunas áreas costeras sean más sensibles a la pérdida de oxígeno.

"Además de esto, encontramos evidencias de una marcada carga de nutrientes inducida por el hombre ya a comienzos del siglo XX, lo que probablemente estimuló el agotamiento del oxígeno en las áreas costeras", continúa Jokinen.

Esta carga de nutrientes tiene efectos a largo plazo, por lo que es difícil detener la propagación constante de zonas muertas. Los ríos en las costas habitadas del Báltico llevan nutrientes al mar, lo que provoca la proliferación de algas. Cuando las algas mueren se hunden en el lecho marino y se descomponen por bacterias, que consumen oxígeno en este proceso. "Si se reducen los aportes de nutrientes humanos, se espera que esto reduzca las floraciones y reduzca la zona muerta", explica Jilbert.

Pero las algas en descomposición de las zonas muertas liberan fósforo de manera más eficiente, que luego fluye de regreso a las aguas superficiales, lo cual causa el crecimiento de cianobacterias, que, a su vez, capturan nitrógeno de la atmósfera.

Jokinen agrega que, en consecuencia, la cantidad total de nutrientes (fósforo y nitrógeno) en el agua sigue siendo alta incluso después de que las aportaciones humanas se hayan reducido. “Es un círculo vicioso autosuficiente que puede demorar décadas en revertirse", apunta.

(SERVIMEDIA)
05 Jul 2018
MGR/caa