Infancia

Solo el 10,3% de los padres y madres juega habitualmente con sus hijos

- Según la percepción de los niños participantes en un estudio publicado por la UCM

MADRID
SERVIMEDIA

Solo el 10,3% de los niños menciona a sus padres y madres como compañeros habituales de juego, según el estudio ‘La contribución del juego infantil al desarrollo de habilidades para el cambio social activo’ elaborado por el Grupo de Investigación Cultural Cívica y Políticas Educativas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que se presentó este jueves en la Facultad de Educación de la universidad.

El objetivo del estudio es defender y divulgar los derechos del niño, así como crear conciencia sobre la importancia juego para que los niños lleguen a ser agentes de cambio positivo o ‘changemaker’. Los resultados de la publicación concluyen que “a través del juego, los niños se educan en la cultura de la democracia”, según explicó el decano de la Facultad de Educación de la UCM, Gonzalo Jover.

Además, el juego hace desarrollar a los niños valores como “la empatía, la creatividad, la cooperación, la resolución de conflictos y el pensamiento lateral”, según afirmó la vicepresidenta mundial de la fundación Ashoka, Ana Sáenz.

Más del 80% de los encuestados afirman estar satisfechos con la cantidad de tiempo de juego que tienen, aunque todos afirman querer más. Este hecho se debe, no solo “al abuso de las extraescolares”, indican los responsables, sino que también se debe tener en cuenta “la percepción del tiempo que tienen los niños”. Asimismo, en el estudio se detecta una “pérdida progresiva de espacios de juego”, ya que el 44% de los encuestados juega en casa, el 35% en el colegio y el 18% en el parque y en la calle.

Por otro lado, el 10,3% de los niños y niñas del estudio menciona a sus padres y madres como compañeros habituales de juego. “La mayoría de los participantes expresa que les gustaría jugar más con ellos y ellas, destacando como principal causa la falta de tiempo por motivos laborales, siendo más frecuente esta situación en los padres que en las madres”, explica el estudio.

En cuanto a las preferencias de juego, tanto niños como niñas se decantan por los juegos de asociación y actividad y los videojuegos, pero muestran diversidad en cuanto al tipo de juego. Ellos se centran más en los juegos deportivos, mientras que ellas prefieren los juegos colectivos de movimiento y los juego simbólicos, es decir, aquellos basados en el desarrollo de una historia.

Durante la rueda de prensa también se presentó la ‘Pirámide del juego infantil para aprender a ser un changemaker’, que, simulando la conocida ‘pirámide alimenticia’, divide el triángulo en cuatro zonas. En la base se sitúa la empatía, que se puede desarrollar a través de juegos de disfraces, máscaras, multiculturalidad y juegos inclusivos. El segundo tramo pertenece al desarrollo de la creatividad, la cooperación, la resolución de conflictos y el pensamiento lateral. Para conseguir estos objetivos, se puede pintar, leer o escribir; hacer deporte por equipos o carreras a caballito; jugar al teatro o a juegos de mesa y hacer rompecabezas, puzzles o juegos de lógica, respectivamente.

El tercer y cuarto escalón se centran en que los niños lleguen a ser actores del cambio o ‘changemaking’, con el objetivo final de conseguir una “transformación positiva de su entorno”. “Todos los niños tienen el derecho de aprender a cambiar su entorno. En el juego se juega el tipo de personas que serán en el futuro”, afirmó Ana Sáenz.

El análisis, elaborado durante dos años, recogió información en el territorio nacional de 1.242 niños y niñas de entre 3 y 12 años a través de cuestionarios y grupos de discusión. En el estudio participaron, además de la Universidad Complutense de Madrid, la fundación Ashoka, Unicef e Ikea.

(SERVIMEDIA)
15 Nov 2018
ARS/gja