Pese a los esfuerzos de Juan Cremades, abogado de Vox, el testigo no refrendó la tesis de la acusación popular de que Sànchez fue impulsor de los desórdenes. Aseguró que no recuerda que se le pidiera al presidente de la ANC que desconvocara, y el tema "salió más adelante". Además, aseguró que “mientras estuvo” en la Consellería “no observé ningún tipo de lanzamiento, pero mi campo de visión desde dentro de la Consejería era muy limitado”.

Preguntado por si vio destrozos en los vehículos de la Guardia Civil aparcados en la puerta de Economía, dijo que no pudo ver que “estuvieran empapelados y que tuvieran daños".

Explicó que eran cuatro agentes del área de Mediación, que llegaron sobre las 11.00 de la mañana a la sede de la Economía. A la llegada "vemos una gran cantidad de gente, solo vemos gente, nos acercamos a la Consejería y como vemos que está muy apretujado llamo a la intendente Teresa Laplana, que nos dice que entremos en la Consejería para valorar la situación y decidir qué hacer", indicó.

Finalmente, los cuatro lograron pasar “con dificultad entre la pared y la gente” hasta alcanzar la puerta de la Consejería, donde había una pareja uniformada de Mossos y otra pareja de la Guardia Civil. Estuvieron en el vestíbulo de la Consellería hasta su marcha. Durante ese tiempo “nos reunimos con un teniente de la Guardia Civil uniformado, que se llamaba Norberto”, con su responsable, la intendente Laplana.

En esa reunión el teniente de la Guardia Civil transmitió a los Mossos su preocupación por los vehículos aparcados en la puerta, en los que había armas largas. Los agentes de Mediación pidieron a los manifestantes y periodistas subidos a esos vehículos que bajaran, pero “hicieron caso omiso" y se decidió no dejar agentes custodiándolos porque no se podía garantiza su seguridad.

"Salimos tres agentes de los Mossos y yo del departamento para comprobar si había daños en los vehículos de la Guardia Civil aparcados. En ese momento no había riesgo, pero si hubiéramos tenido que actuar habría habido riesgo. Fue prevención”, aseguró.

Más tarde, especificó un poco más: “Les dijimos que éramos policías y que bajaran de los vehículos; no me hicieron caso. Si hago algo me quedo ahí todo el día. ¿Cómo los bajo? Tengo que hacer una actuación policial y utilizar la mínima fuerza imprescindible, lo que hubiera tenido una respuesta de la muchísima gente".

El agente, que declaró a cara descubierta, relató dos reuniones con representantes de ANC en las que esta organización se ofreció para abrir un pasillo con voluntarios a través del cual tendrían que acceder a pie los detenidos para estar presentes en los registros. Esta propuesta “no le pareció oportuna para nada” al teniente de la Guardia Civil a cargo de la comitiva judicial. Quienes decidieron finalmente fueron “los técnicos de orden público" y se renunció a trasladar a los detenidos.

Este sargento abandonó la Conselleria sobre las 17.30 horas. No pudieron dejar relevo porque “sobre las 16.30 horas nos activan para ir a la sede de la CUP porque había una actuación del Cuerpo Nacional de Policía" y queda allí un binomio de Mossos.

Ya en relación a la jornada del referéndum, el testigo explicó que "la carga emocional en septiembre y octubre de 2017 fue muy alta. Después del 1-O, cuando había una manifestación de una índole, se preparaba una contraria”. En ese tipo de manifestaciones, agregó, “yo no hablaría de desórdenes públicos, pero sí de la necesidad de que hubiera orden público para evitar enfrentamientos entre ideas opuestas".