Tribunales

El primer fiscal ciego de España cree que a la Justicia solo le falta “experiencia” para integrar personas con discapacidad porque “ganas le sobran”

- Héctor Melero realiza sus Prácticas tuteladas de la Fiscalía Provincial de Valencia y asegura: “Tengo ganas de ayudar a la gente”

MADRID
SERVIMEDIA

Héctor Melero, con solo 27 años y ciego total de nacimiento, es la primera persona invidente que aprueba la oposición a fiscal. Después de cinco años preparando las oposiciones y tres intentos, está realizando ya las prácticas en la Fiscalía de Valencia. A poco menos de tres meses de tener destino como fiscal, asegura que a la Administración de Justicia sólo le falta “experiencia” para integrar a personas con discapacidad en su estructura porque, tal y como ha podido comprobar, “ganas le sobran”.

El esfuerzo ha merecido la pena, “sin duda”, aseguró en una entrevista concedida a Servimedia, en la que insistió en que tiene “ganas de ayudar a la gente” y puso de relieve la labor fundamental de la Fiscalía de defensa de los derechos fundamentales.

Para realizar estas prácticas ha necesitado una serie de “adaptaciones” que le ha facilitado la ONCE y que “están funcionando muy bien”. Se trata del sistema operativo Jaws, “que verbaliza lo que aparece en la pantalla del ordenador, también una línea braille, y que la web y las aplicaciones sean todas accesibles”.

También la Fiscalía ha realizado adaptaciones para facilitar la tarea a Melero. “Me han dado todo tipo de facilidades y me han facilitado una funcionaria para que en aquellos casos que sea necesario me pueda leer documentación. Además, tengo un tutor que me trata muy bien y me está enseñando mucho, Álvaro Terol, al cual tengo que dar las gracias”.

Melero está a punto de lograr su objetivo de ejercer como fiscal gracias al acuerdo logrado en mayo de 2014 por el Consejo General del Poder Judicial que permitía a las personas ciegas ejercer como jueces. La senda para este logro la abrió Gabriel Pérez Castellanos, licenciado en Derecho, invidente y aspirante a juez, que consultó al Consejo si podría ingresar en la carrera judicial tras demostrar las capacidades exigidas.

Por primera vez en ese momento se establecía que, en caso de aprobar las oposiciones, se deberían hacer las adaptaciones oportunas en el puesto de trabajo. El acuerdo supuso un paso adelante para el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad, incluidos en el artículo 49 de la Constitución, que obliga a los poderes públicos a impulsar mayores políticas de integración para proteger sus derechos.

Las prácticas duran 11 semanas y a partir de ese momento formará parte del ministerio Fiscal en un nuevo destino. El puesto le será asignado en función de “mis necesidades, de las necesidades de la Fiscalía y del conjunto de los ciudadanos. Quiero ver cómo se trabaja en todas y ya se decidirá. Hay temas que me gustan más, como violencia de género o lucha contra la drogadicción, pero estoy abierto a todo a escuchar, a ver, a aprender en todo”, dice con entusiasmo.

Preguntado por qué es lo que le falta la a la Administración de Justicia para garantizar el acceso en condiciones de igualdad a las personas con discapacidad, responde que sólo “experiencia, porque ganas no le están faltando. Estoy recibiendo un acogida fantástica por parte de toda la Administración Pública, tanto en el Centro de Estudios Jurídicos, al que tengo que agradecer el trato que me han dispensado, en la Fiscalía General del Estado, en la Fiscalía de Valencia… Todos le están poniendo muchas ganas”.

Héctor Melero reconoce que con su incorporación lo que se vaya construyendo va a ser fruto de un mecanismo de “prueba-error, pero estoy seguro de que por el camino vamos a ganar bagaje y de que en mi destino voy a poder desempeñar mi tarea con absoluta normalidad”.

El joven fiscal se siente uno más: “Voy a aportar lo mismo que cualquiera de mis compañeros y una situación nueva que no se ha vivido nunca”, aunque está “convencido” de que muchos de sus compañeros “sienten la discapacidad, la entienden y asumen la situación igual que yo o incluso mejor”.

Ansioso por “ayudar a la gente”, Melero no ambiciona más que ponerse al servicio de los ciudadanos. Dice que no se ve en el futuro llegando a fiscal general del Estado “porque no valdría”, y explica que lo que más le apetece es “levantarme cada día y hacer mis juicios, mis calificaciones, mis extractos, poder hablar con la persona que ha cometido un delito como el que he estado calificando hoy por un delito conta la seguridad vial por alcoholemia, (cometido por) una persona joven. Hablar con ella el día del juicio y decirle que eso no lo debe hacer porque las consecuencias no han sido graves pero la próxima vez podría matar a una persona. Tengo ganas de ayudar a la gente y eso se puede hacer como fiscal general pero también en cualquier otro destino”.

Con una intensa vocación de servicio público, destaca la importancia de “cualquier juico que se hace en los juzgados de pueblo cada día, cualquier juico de familia en el que tenemos que proteger a un menor de la situación en la que se encuentra, hablar con él y decidir sobre su custodia. Cualquier juicio que arregla cada día situaciones difíciles a lo largo y ancho de la geografía nacional”.

(SERVIMEDIA)
11 Abr 2021
SGR/clc