El órgano de selección encargado de convocar el examen, que tendrá lugar el próximo domingo, le comunicó este miércoles que no podía realizar la prueba con sus audífonos porque creen que alguien “puede decirle las respuestas”.

Sin embargo, tras enviarles el certificado de discapacidad que acredita su pérdida de audición, le notificaron que este documento no era suficiente y que necesitaban que les enviara un escrito de un médico que justifique que no llevar los audífonos le supone un estado de ansiedad.

“Me encuentro en un estado de indefensión total”, argumenta Lucía. “El examen es el domingo y no tengo tiempo para ir al médico a que acredite lo que me están pidiendo”, denuncia. De la misma manera, manifiesta que “los audífonos forman parte de mí y solo estoy pidiendo que pueda hacerlo con ellos”.

Además, explica que ya se ha presentado en varias ocasiones a otros exámenes y que el mismo departamento que ahora le deniega realizar el examen nunca le ha puesto ningún impedimento. “Siempre pido las adaptaciones necesarias y les argumento mi situación a raíz de una situación que viví hace dos años, en el que el tribunal me invalidó un examen por no quitarme los audífonos durante la prueba”, aclara.

Debido a esta situación, decidió acudir al Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) y a la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas) ya que considera este hecho como una “injustificada discriminación hacia las personas con discapacidad”.