Salud

Los niños que consumen habitualmente leches infantiles enriquecidas muestran un patrón dietético más saludable que la población infantil de referencia

MADRID
SERVIMEDIA

Los niños que consumen leches infantiles enriquecidas de manera habitual muestran un patrón dietético más saludable que la población infantil de referencia, con más presencia de la dieta mediterránea como componente principal, con un alto consumo de cereales, frutas, verduras, así como de leche y productos lácteos según indica la última investigación llevada a cabo por la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de la Nutrición (Finut) que se dio a conocer este viernes.

La investigación se publicó en la revista ‘Nutrients’ ,en el marco del Estudio Nutricional en Población Infantil Española (EsNupi). Las leches infantiles enriquecidas son leches de continuación, crecimiento, enriquecidas o fortificadas con algún nutriente para adaptarse a las necesidades nutricionales específicas de un grupo concreto de la población como pueden ser los lactantes, los niños de corta edad (1-3 años), los niños en edad preescolar o los niños en edad escolar (6 años).

El estudio destaca también que los niños españoles muestran un alto consumo de productos considerados menos saludables, por lo que deberían reducir el consumo de alimentos “apetitosos” e “hipercalóricos”.

Además, pone de manifiesto que, en líneas generales, el consumo de alimentos considerados menos saludables va aumentando con la edad, mientras que se reduce el de otros alimentos saludables, como la leche y los productos lácteos, las verduras y las frutas.

Comparando ambas muestras de la población infantil (población de referencia y niños consumidores de leches infantiles enriquecidas), se apreciaron diferencias “significativas” en la dieta. Frente al patrón alimentario asociado a la dieta mediterránea, predominante entre los niños consumidores de leches infantiles enriquecidas, los niños de la población de referencia presentaron un patrón dietético cuyo principal componente eran los alimentos altos en azúcares y grasas.

El consumo de alimentos considerados menos saludables, como bollería, repostería, alimentos precocinados o aperitivos fue “significativamente” mayor en el grupo de niños de la población de referencia.

Las conclusiones del estudio dejan ver, por otro lado, que ciertos factores sociodemográficos y de estilo de vida podrían ser determinantes de los patrones de alimentación. Ene ste sentido, se observó que los niños cuyos padres tenían niveles de formación y de ingresos más bajos presentaban patrones dietéticos menos saludables y conductas más sedentarias y que estilos de vida más saludables se asociaban con patrones de alimentación más recomendables y a la inversa.

(SERVIMEDIA)
25 Jun 2021
XSF/gja