Discapacidad

'La hija del ciego’, una novela de agradecimiento de Yaiza Díaz a su padre porque “gracias a él soy periodista”

MADRID
SERVIMEDIA

Yaiza Díaz, que es periodista, ha trabajado 14 años en la Televisión Canaria como reportera, presentadora de informativos y directora de reportajes de investigación, se ocupa ahora de una editorial, y acaba de publicar su primera novela, ‘La hija del ciego’, “ un homenaje a mi padre, una manera de darle las gracias porque gracias a él soy periodista”.

Y es que antes de ser una cara conocida en la televisión canaria, Yaiza era “la niña bonita que entregaba los cupones terminados en 15; los que primero se acababan en el quiosco de su padre” cerca de la catedral de la Laguna (Tenerife).

“Llévese usted el 15, que se lo da la niña bonita”. “Creo que esa fue mi primera lección de marketing”, bromea Yaiza, que solía acompañar a su padre al salir de la escuela. “Desde que tengo memoria, yo le explicaba todo lo que veía para que no se perdiese ningún detalle”, explica la autora a Servimedia. “Era una manera de acercarle a mi mundo y, a la vez, de acercarme yo al de él”, recuerda.

Al salir del colegio, Yaiza se pasaba horas en el punto de venta de su padre, de modo que ambos eran una pareja conocida en el barrio. “Le describía todo y me gustaba hacerlo. Para mí era algo natural”. La necesidad de comunicar estaba ya presente, pues Yaiza tenía claro desde pequeña que lo suyo era contar historias. “Participaba en todos los concursos de redacción en el colegio, y mis amigas siempre me pedían que les escribiese y contase cosas”, declara.

Un baile, las carreras en las que competía… todo le servía como material a Yaiza, pero su principal fuente de inspiración era narrar para su padre. “Gracias a él soy periodista”, reconoce, y “en esta novela quiero rendirle homenaje”.

CUMPLIR UN SUEÑO

‘La hija del ciego’ , editado por Kinnamon relata, pues, la vida de Yaiza, desde su infancia hasta que empezó a ser conocida en la televisión canaria. “Es la consecución de un sueño”, explica, “pero además es la historia de mi padre y de sus dos hermanos, que también son ciegos”.

Por eso, la novela se remonta a los años 60 y a la venta de víveres de la abuela de Yaiza en la Laguna, para explicar cómo sus abuelos sacaron adelante a seis niños, tres de ellos con discapacidad visual. A través del testimonio de sus tíos, narra las visitas médicas, los viajes a los colegios de la ONCE para poder estudiar y las aventuras de estos tres hermanos en una tienda llena de tentaciones.

Todos los nombres de personas han sido cambiados –Yaiza es Marina en la ficción—, pero “la historia es tal cual”. “¿Para qué inventar si mi vida ya es bastante novelesca?”, se pregunta la escritora.

En su obra, plasma los años de niña y adolescente junto a su familia y amigos en La Laguna; la llegada a Madrid para estudiar Periodismo; el fallecimiento de su padre que tanto le marcó; los trabajos que hubo de compaginar a fin de seguir con los estudios; el casting para entrar en la televisión de Canarias, y sus primeros pinitos en la profesión como delegada en la isla del Hierro.

De alguna forma, este libro cuenta “el viaje de la hija del ciego --así me llamaban en el barrio--, hasta cumplir su sueño” y convertirse en periodista. Han tenido que pasar los años para que Yaiza ordenase sus recuerdos y sensaciones antes de sentarse a escribir, pero confiesa que esta novela siempre anduvo en su cabeza. “Yo sabía que quería escribir esta historia, que es la mía, pero también la de mi padre y mi familia”.

LA IMPORTANCIA DEL RELATO

“Me daba rabia la manera en que la gente a veces hablaba de nosotros, como con lástima”, y describe que “algunos clientes que se acercaban al quiosco le preguntaban “si no estaba cansada, si no iba al colegio y cosas por el estilo”. “No veían nada más en mí y, por supuesto, tampoco en mi padre”. Por eso, Yaiza cree que es necesario difundir una imagen real de las personas ciegas y con discapacidad. “En este libro no vais a encontrar escenas de pena, porque no las hubo en mi infancia”, advierte.

En su opinión, “todavía queda mucho por hacer para normalizar la imagen de las personas con discapacidad”, aunque desde aquellos años en los que Yaiza era la hija del ciego “se ha avanzado bastante”. “Estoy segura de que quienes lean la novela van a empezar a mirarnos con otros ojos”, dice confiada Yaiza.

Parece que, de momento, lo ha conseguido. La novela va ya por la segunda edición y “está funcionando muy bien”, tanto en España como en América Latina.

Apunta la autora que hay personas que les conocían del barrio, "de cuando mi padre vendía y yo estaba con él", que le escriben por redes para comentar el libro. “Es increíble”, declara convencida de que su padre, Sergio, estaría orgulloso. “Como yo lo estoy de él”.

(SERVIMEDIA)
21 Nov 2021
AGQ/clc/man