Las investigaciones se iniciaron en el verano de 2007, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de la existencia de una organización internacional de narcotraficantes asentada en varios países de la Unión Europea, principalmente Letonia, Bélgica y Holanda, que podrían estar utilizando las costas españolas como vía de entrada para la introducción en Europa de grandes cantidades de cocaína.

Según informa en un comunicado de prensa, las sustancias que traían los detenenidos procedían, principalmente, de Sudamérica.

Los países que participaron en la operación fueron España, EE.UU, Bélgica, Ecuador, Estonia, Alemania, Holanda, Israel, Letonia, Islandia, Siria y Ucraniana.