La campaña se celebra en la Estación de Sondeos Atmosféricos del INTA, En El Arenosillo (Huelva). La Aemet es responsable del Centro Regional de Calibración de Espectrofotómetros Brewer para Europa y África (RBCC-E) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), operado por el Centro de Investigación Atmosférica de Izaña (CIAI), en Tenerife.

Esta campaña se viene realizando con carácter bienal desde 1999. Este año participan alrededor de 25 científicos y 17 espectroradiómetros de siete países, según informó este lunes la Aemet.

El observatorio de Izaña de la Aemet y el de Mauna Loa (Hawái), son los dos únicos centros capaces de calibrar los estándares de ozono.

La erupción del volcán de Mauna Loa, que tuvo lugar el 27 de noviembre de 2022, afectó seriamente la operación del observatorio de ese lugar, por lo que el CIAI ha tomado el relevo de las calibraciones que normalmente se realizan en Hawái.

Durante el pasado julio se realizó la calibración de los estándares mundiales de ozono de espectrómetros Dobson de la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, de Estados Unidos), así como la de los espectrofotómetros Brewer de ECCC (el servicio meteorológico canadiense Enviromental & Climate Change Canada) y la Aemet.

A esta campaña, abruptamente interrumpida en su final por el incendio en Tenerife, también fue calibrado el Dobson 120 de INTA, que opera en El Arenosillo y que se desplazó a Tenerife para participar en esta iniciativa.

AGUJERO DE LA CAPA DE OZONO

Estas campañas son una pieza clave en el seguimiento de la capa de ozono, si bien la vigilancia se realiza en el ámbito global desde satélites, que son validados por las medidas desde tierra, donde los espectrofotómetros de alta resolución conforman la referencia ineludible para transferir la escala de calibración a los instrumentos satelitales.

Coincidiendo con el final de la campaña se celebrará el próximo sábado el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, cuyo lema este año es ‘El tratado de Montreal: recuperando la capa de ozono y reduciendo el cambio climático’.

El tratado de Montreal firmado hace ya 36 años, no solo ha propiciado la recuperación de la capa de ozono, sino que ha evitado, con su enmienda de Kigali, que se emitan hidrofluorocarburos (HFC), sustitutos de los clorofluorocarburos (CFC), potentes gases de efecto invernadero con una vida media superior a los 50 años.

El agujero de ozono antártico ha dejado de aumentar entre 1990 y 2010, y mostró una recuperación lenta en la última década. Se espera que se recupere a los niveles de la década de 1980 entre 2060 y 2070.

Ese agujero de ozono ocurre cada año desde principios de los años 80 debido a los altos niveles de las sustancias destructoras de la capa de ozono que los humanos habían emitido.