Así se expresó CEOE ante el dato de Índice de Precios al Consumo (IPC) correspondiente al mes de febrero que el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifró en el 7,6%, su mayor alza desde 1989.

En todo caso, subrayó que la inflación subyacente (sin bienes energéticos y alimentos no perecederos) aumenta seis décimas, colocando su tasa de variación en el 3% interanual en febrero, situándose más de 4,5 puntos por debajo del IPC general, lo que, en su opinión, “estaría reflejando el esfuerzo del tejido productivo para no repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales de bienes y servicios”.

De cara a 2022, la patronal asegura que la inflación se verá “muy condicionada” por la evolución y duración del conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea a Rusia, que pueden tener repercusiones “significativas” sobre el precio de algunas materias primas, entre otras, gas, petróleo, cereales o aceites.

Además, explica que esto se ve unido a otros factores que ya estaban impulsando la inflación como los efectos base provocados por la pandemia, las dificultades de aprovisionamiento o el intenso crecimiento de los precios de algunos bienes intermedios. “Todo ello mantendrá elevada la inflación los próximos meses, pero se espera que vayan remitiendo en intensidad al final del año”, auguró la patronal.