Así lo defendieron el presidente de Socidrogalcohol, Francisco Pascual, y su homólogo en Caarfe, Ángel Jiménez, en declaraciones a Servimedia coincidiendo con la celebración, este sábado en Illescas (Toledo), de unas jornadas enmarcadas en la conmemoración, el martes, del Día Sin Alcohol, y en las que abordarán la dependencia emocional y el abuso de alcohol, el papel de los jóvenes en las asociaciones y la situación del trastorno del espectro alcohólico fetal en España.

A este respecto, Pascual, que también es asesor técnico de Caarfe, afirmó que profesionales, pacientes y familias deben ir “de la mano” para abordar el abuso de esta sustancia y “dar visibilidad” a lo que juzgó como “un problema muy frecuente” que, dijo, “no solo sufre el que consume, sino también su entorno", que cada vez afecta a más jóvenes y que se relaciona con el desarrollo de más de 200 enfermedades y casi 40 tipos de cáncer.

Tras aseverar que a los expertos les “preocupa sobremanera" la ingesta de alcohol durante el embarazo, Pascual subrayó que “muchos” padres de niños con trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) porque su madre consumió esta sustancia durante su gestación o porque fueron adoptados en orfanatos “principalmente” de países del este y que sufren desde malformaciones a irritabilidad, conductas disruptivas, fracaso escolar o cuadros “parecidos” al TDAH, “muchas veces no saben dónde acudir”.

Por este motivo resaltó como uno de los principales “retos” en este ámbito la realización de un diagnóstico precoz y una intervención breve desde Atención Primaria, acompañada de otra de tipo educativo, además de un análisis del paciente desde el punto de vista biopsicosocial y de la “agilización” del tratamiento de las “complicaciones” asociadas a este trastorno, cuyos pacientes son “niños distintos y muy sensibles y que, para no sentirse distintos, se dejan arrastrar y muy frecuentemente caen en el consumo de sustancias".

En este punto, Pascual también valoró la importancia del lanzamiento, por parte de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), de una ‘Guía breve para el cribado e intervención breve en el consumo de riesgo y perjudicial de alcohol en Atención Primaria’, cuyo objetivo es ofrecer a los profesionales sanitarios una herramienta que permite identificar a las personas con un consumo "de riesgo o perjudicial de alcohol” para, “en base a ello”, proporcionar una serie de consejos o, en su caso, derivar a “un manejo clínico más intensivo y, finalmente, acordar un seguimiento con el paciente”.

No obstante, puntualizó que, “más allá” de contar con una guía de este tipo o de poder determinar, a raíz de sus niveles de transaminasas, un consumo elevado de alcohol en una persona, los facultativos deben “estar sensibilizados y perder el miedo a enfrentarse a situaciones de rechazo del diagnóstico por parte de los pacientes”, consciente de que “a nadie le gusta que le digan que tiene un problema con el alcohol”.

LEY DE ALCOHOL Y MENORES

Preguntado por el anteproyecto de Ley de prevención de los efectos negativos del consumo de alcohol en menores, impulsado por el Ministerio de Sanidad para prevenir la ingesta de bebidas alcohólicas en menores de edad y “protegerles” frente a las “consecuencias negativas de su consumo”, además de “incrementar” la “percepción del riesgo”, Pascual reconoció que el actual delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Joan Ramón Villalbí, “está muy implicado” en su aprobación, pero al Ministerio de Sanidad en su conjunto, “ni está, ni se le espera”, lo cual juzgó “vergonzoso”.

“Ojalá se apruebe, tenemos la obligación de proteger a los menores, en parte con educación, pero también con prevención y con leyes y el primer paso lo debe dar la administración”, sentenció, al tiempo que recordó que el primer borrador de dicha ley data de la época en que Mariano Rajoy era ministro del Interior y que, desde entonces, “nadie se ha sabido enfrentar a la industria", convencido de que "es ahí donde radica el problema para poder sacar una norma de este tipo”.

El experto llamó a “no lanzar las campanas al vuelo” sobre una posible “estabilización” del consumo tras la pandemia, a la que apunta la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, y precisó que "las cifras son números, pero las personas somos algo más”, lamentando que la sociedad “va apartando a estos pacientes, porque molestan”.

Por ello, destacó la importancia de ofrecerles tratamientos y la opción de participar en grupos de ayuda mutua que les facilitan estrategias para “recuperar sus habilidades sociales y pasar de ser paciente a ente sanitario capaz de ayudar a otras personas”.

PACIENTES

Para el presidente de Caarfe, integrada por 146 asociaciones, ese camino hacia la rehabilitación resultaría más fácil si se eliminara la publicidad de este tipo de bebidas o se incrementara la información en torno a los “daños que causa” su ingesta, entre los que se centró en los trastornos del espectro alcohólico fetal.

La confederación atiende mensualmente a unas 6.000 personas y ofrece a pacientes y familiares atención psicológica, terapias de grupo, cursos de formación y talleres con los que, según su responsable, llega “donde no llega la Seguridad Social”, si bien se presenta como “un complemento” a la misma, dado que el primer paso de su protocolo es derivar al usuario al médico de familia.

Aunque sus entidades asociadas no atienden a menores, Jiménez calificó como “aberrante” que en España ya haya niños de 13 años que se inician en el consumo de esta sustancia, por lo que consideró “importantísimo” la aprobación de la conocida como ‘Ley de alcohol y menores’, teniendo en cuenta que es una “droga inductora” del consumo de otras sustancias como cannabis o cocaína, principalmente en jóvenes, y cuyo abordaje requiere “darle visibilidad y romper estigmas”.

“El alcohol siempre está ahí y la edad del alcohólico puro cada vez es menor porque cada vez llegan más jóvenes a la confederación con problemas de policonsumo”, advirtió, para alertar de que se trata de “una adicción de por vida” y de que, a pesar de ello, la “mayoría” de pacientes, el 35% de los cuales son ya mujeres, abandonan el tratamiento a los tres años de iniciarlo.