Feijóo valoró por primera vez públicamente este documento y la polémica suscitada en torno a él en unas declaraciones ante la prensa en Porto do Son (La Coruña).

Allí confirmó que él “evidentemente no conocía ese documento” y que nadie se lo dio, pero añadió que, por lo que le han trasladado miembros de la Ejecutiva de Casado, tampoco ésta lo valoró.

Es más, rememorando el traspaso de poderes de su predecesor al frente del PP, el nuevo líder del partido aseguró: “Cuando yo despaché con Casado para el traspaso de poderes, en ningún caso me dio ningún documento ni se concretó ningún acuerdo”.

En relación al Gobierno, Feijóo barruntó que el documento “no debía tener ningún valor” puesto que, tras su primera reunión con el presidente, Pedro Sánchez, ambos pactaron anunciar que iban a “retomar las conversaciones”. “Pactamos el término, huimos del término ‘negociaciones’”, precisó, dando por lógico que “lo que había que hacer era retomar las conversaciones” sin partir de ningún supuesto acuerdo previo.

En este sentido, recordó que el 11 de julio el PP publicó su propuesta de renovación del CGPJ “con un mínimo de criterio” una vez que el Gobierno se niega a que sean los propios jueces los que elijan a sus vocales.

Entre esos requisitos estarían fijar dos años de plazo para que un ministro pueda volver a la judicatura y siete para que pueda ser fiscal general del Estado, presidente de sala del Tribunal Supremo o miembro del órgano de gobierno de los jueces; o que para ser magistrado del TS haya que haber acumulado 25 años seguidos dictando sentencias.

“A ese documento no hay contestación”, reprochó al Gobierno, añadiendo que la única respuesta fue la modificación unilateral de la Ley del Poder Judicial para que el CGPJ caducado sí pueda nombrar los vocales del Tribunal Constitucional que tiene pendientes, después de haberle privado de tales facultades en una reforma anterior.

Feijóo eludió irónicamente comentar que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, haya dicho que no es de fiar, señalando que si tuviera que responder a cada ministro que habla de él no tendría tiempo de trabajar. Según lo quiso exponer, en el Gobierno hay una “instrucción” de hablar de él, los cambios en las portavocías del PSOE se han pensado para “buscar a alguien que insulte más”, y ministros “que normalmente eran gente sensata están desatados” en sus críticas aunque “ni les pega ni van con su trayectoria anterior”.