La compareciente reivindicó la inclusión laboral: "No queremos cuotas ni discriminación positiva, pero tampoco negativa. Queremos oportunidades reales". Insistió en que España vive "el mejor momento para la discapacidad", en contraste con los años 90, cuando "nos escondíamos y entrábamos por la puerta de atrás". Recalcó que hoy las prótesis ya "se muestran sin complejos" y que la presencia de la discapacidad en series y películas contribuye a la normalización. Villa afirmó además que las personas con discapacidad intelectual aportan "altas capacidades en amor y empatía" que mejoran el clima laboral.

Relató sus visitas a niños amputados por la guerra en Gaza, actualmente tratados en hospitales españoles. "Lo importante es que les vuelva a brillar la mirada", dijo, al recordar cómo un menor recuperó la esperanza tras su visita. Villa relató el atentado de ETA que sufrió en 1991 y explicó que, al despertar sin una pierna y sin un brazo, tuvo que decidir si vivir "amargada, sufriendo, maldiciendo a los terroristas" o asumir que "mi vida empieza hoy y voy a luchar por tener la vida más parecida a la que tenía antes de la bomba".

También destacó el papel de su madre en su recuperación: "Lo primero que preguntó fue: dónde está mi hija. Cuando supo que estaba viva, le creció una fuerza que me contagió". Recordó asimismo el apoyo social y médico recibido y los años de operaciones y dolor hasta adaptarse al implante de titanio que le permite acoplar una prótesis "como si fuera un mueble de Ikea, facilísimo".

Como mensaje final, animó a transformar la adversidad: "Si el futuro no te emociona, estás en el presente equivocado: mueve ficha; no sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción. Tras cualquier tragedia, solo queda levantarte y luchar", concluyó.