Así se desprende del primer estudio que mapea globalmente la mortalidad relacionada con las olas de calor. El trabajo fue liderado por el profesor Yuming Guo, de la Universidad Monash (Australia), y aparece publicado este martes en la revista ‘PLOS Medicine’.

Las olas de calor -periodos de temperatura ambiente extremadamente alta que duran unos pocos días- pueden imponer un estrés térmico abrumador al cuerpo humano.

Diversos estudios han cuantificado previamente su efecto sobre el exceso de muertes en áreas locales, pero no habían comparado estas estadísticas en todo el mundo durante un periodo tan prolongado.

El nuevo estudio se basa en datos sobre muertes y temperaturas diarias de 750 ubicaciones repartidas en 43 países. Con ellos, los autores estimaron el exceso de fallecimientos por olas de calor en todo el mundo entre 1990 y 2019, y mapearon la variación de esos decesos en todos los continentes.

Los investigadores indican que un total de 153.078 muertes humanas estuvieron asociadas con olas de calor en esas tres décadas (casi la mitad en Asia), lo que supone un 0,94% de todos los fallecimientos en verano y 236 víctimas mortales por cada 10 millones de personas.

REGIONES

Aunque Asia tuvo el mayor número de muertes estimadas (casi 75.000), Europa contó con la tasa ajustada por población más elevada, con 655 muertes por cada 10 millones de habitantes (un 1,96% de los fallecimientos en verano).

Además, hay una carga sustancial de muertes estimadas en el sur y el este de Europa, así como en el norte de África, la Península Arábiga y el sur de Asia.

Por países, Grecia, Malta e Italia tuvieron las mayores tasas de exceso de mortalidad. En general, los mayores índices de muertes por olas de calor se observaron en áreas con climas secos e ingresos medianos bajos.

"Las olas de calor están asociadas con una carga de mortalidad sustancial que varía espaciotemporalmente en todo el mundo en los últimos 30 años", según los autores.

Los investigadores apuntan que, “en el contexto del cambio climático, es crucial abordar los impactos desiguales de las olas de calor en la salud humana”. “Las estrategias incluyen: política de mitigación del cambio climático, planes de acción contra el calor (por ejemplo, sistema de alerta temprana de calor), planificación urbana y estructura verde, programa de apoyo social, servicios de atención médica y de salud pública, concientización educativa y compromiso y participación de la comunidad”, concluyen.