Clima

Un ‘megaiceberg’ de la Antártida libera 152.000 millones de toneladas de agua dulce

- Cuando se generó medía el doble del tamaño de Luxemburgo, según la ESA

- El agua dulce llega a la isla Georgia del Sur, con posibles impactos para la vida marina

MADRID
SERVIMEDIA

Un iceberg gigante de la Antártida, llamado A-68, ha liberado 152.000 millones de toneladas de agua dulce desde el océano Antártico desde que se desprendiera de la plataforma de hielo Larsen-C en julio de 2017, según informó este jueves la ESA (Agencia Espacial Europea).

Tres años y medio después, la parte principal del iceberg -denominada A-68A- se acercó preocupantemente a la isla Georgia del Sur con la posibilidad de que encallara en aguas poco profundas de la costa, lo cual no sólo causaría daños al ecosistema del fondo marino, sino que también dificultaría la vida silvestre de la isla, como los pingüinos, que acuden al mar para alimentarse.

Gracias a mediciones de satélites, los científicos han trazado cómo el A-68A se redujo hacia el final de su viaje, pero en su trayectoria liberó 152.000 millones de toneladas de agua dulce cerca de la isla, lo que podría tener un profundo efecto en la vida marina de Georgia del Sur.

Cuando se generó el A-68 tenía una superficie de más del doble del tamaño de Luxemburgo y era uno de los icebergs más grandes jamás registrados. Perdió un trozo de hielo casi inmediatamente después de formarse, lo que resultó en que la masa de hielo más grande pasara a llamarse A-68A y su descendiente se convirtió en A-68B. En abril de 2020, el A-68A perdió otro trozo, al que se denominó A-68C.

Los icebergs antárticos se nombran a partir del cuadrante antártico en el que fueron avistados originalmente, a lo que se añade un número secuencial; si se rompe se agrega una letra secuencial.

Durante los dos primeros años de su vida, el A-68A permaneció en las frías aguas del mar de Weddell, cerca de su plataforma de hielo Larsen-C, donde apenas se fundió. Sin embargo, una vez que comenzó su viaje hacia el norte a través del Pasaje de Drake, recorrió aguas cada vez más cálidas y comenzó a derretirse.

235 METROS

En total, el iceberg A-68A adelgazó 67 metros a partir de su espesor inicial de 235 metros y la tasa de derretimiento aumentó bruscamente a medida que se desplazaba en el mar del Scotia alrededor de Georgia del Sur.

Un artículo publicado en ‘Remote Sensing of Environment’ describe cómo los investigadores del Centro de Observación y Modelado Polar en el Reino Unido y el British Antarctic Survey combinaron mediciones de diferentes satélites para trazar cómo el A-68A cambió en área y grosor a lo largo de su ciclo de vida. Su trayectoria fue trazada con observaciones de cinco misiones satelitales diferentes.

Para rastrear cómo cambió el área del A-68A, emplearon imágenes ópticas de la misión Copernicus Sentinel-3 y del instrumento Modis en la misión Terra de Estados Unidos, junto con datos de radar de la misión Copernicus Sentinel-1.

Las imágenes de radar Sentinel-1 ofrecen capacidad para todo tipo de clima y una mayor resolución espacial y las de Modis y Sentinel-3 tienen una resolución temporal más alta, pero no se pueden usar durante la noche polar y en días nublados.

Para medir los cambios en la borda libre del iceberg -la altura del hielo sobre la superficie del mar-, utilizaron datos de la misión CryoSat de la ESA y de la misión ICESat-2 de Estados Unidos. Conocer la borda libre del hielo significa que se puede calcular el espesor de todo el iceberg. Todas estas mediciones juntas permitieron a los científicos calcular cómo cambió el volumen del iceberg y, por lo tanto, cuánta agua dulce liberó.

"Nuestra capacidad para estudiar cada movimiento del iceberg con tanto detalle se debe a los avances en las técnicas satelitales y al uso de una variedad de mediciones. Los satélites de imágenes registran la forma del iceberg y los datos de misiones de altimetría como CryoSat agregan otra dimensión importante a medida que miden la altura de las superficies, lo cual es esencial para calcular los cambios en el volumen", apuntó Tommaso Parrinello, director de la Misión CryoSat de la ESA.

IMPACTO EN GEORGIA DEL SUR

El nuevo estudio revela que el A-68A colisionó sólo brevemente con el fondo marino y se rompió poco después. Para cuando llegó a las aguas poco profundas alrededor de Georgia del Sur, la quilla del iceberg se había reducido a 141 metros por debajo de la superficie del océano, lo suficientemente poco profunda como para evitar el fondo marino, que tiene alrededor de 150 metros de profundidad.

Si la quilla de un iceberg es demasiado profunda, puede atascarse en el fondo del mar. Esto puede ser disruptivo de muchas maneras; las marcas de desgaste pueden destruir la fauna y el iceberg en sí mismo puede bloquear las corrientes oceánicas y las rutas de alimentación de los depredadores.

Sin embargo, un efecto secundario del derretimiento fue la liberación de 152.000 millones de toneladas de agua dulce cerca de Georgia del Sur, una perturbación que podría tener un profundo impacto en el hábitat marino de la isla.

Cuando los icebergs se desprenden de las plataformas de hielo, se desplazan con las corrientes oceánicas y el viento, liberando así agua de deshielo fresca y fría, y nutrientes a medida que se derriten. Este proceso influye en la circulación oceánica local y fomenta la producción biológica alrededor del iceberg.

"Ésta es una gran cantidad de agua de deshielo y lo siguiente que queremos aprender es si tuvo un impacto positivo o negativo en el ecosistema alrededor de Georgia del Sur. Debido a que el A-68A tomó una ruta común a través del Pasaje de Drake, esperamos aprender más sobre los icebergs que toman una trayectoria similar y cómo influyen en los océanos polares", indicó Anne Braakmann-Folgmann, doctoranda en el Centro de Observación y Modelado Polar, y autora principal del estudio.

(SERVIMEDIA)
20 Ene 2022
MGR/gja