Religión

Un misionero español entrega más de 60.000 sillas de ruedas a personas con discapacidad en Camboya

MADRID
SERVIMEDIA

El prefecto apostólico de Battambang (Camboya), el español Kike Figaredo, asegura que "las personas con discapacidad se lo merecen todo" y que la Iglesia en Camboya, que capitanea desde hace un cuarto de siglo, "no sólo las tiene presente, sino que son líderes". "Nos fijamos más en sus capacidades que en su discapacidad".

Así indica este misionero español con cargo similar al de obispo de esta región camboyana desde el año 2000 y que ha entregado más de 60.000 sillas de ruedas para mutilados por las minas antipersona en una diócesis del tamaño de Castilla-La Mancha. Se trata de una Iglesia con 22 sacerdotes y 58 religiosas, principalmente rural y "verde", donde hay numerosas víctimas de minas antipersona, vestigio de la guerra de principios de siglo.

Figaredo considera que "la discapacidad es un sacramento de Dios porque transforma la vida". "Nos han apoyado y ayudado a transformar la vida de la gente, también al mía. He conocido una nueva visión que ha transformado la vida de la gente. También la mía", expuso el prefecto en una reciente visita a España en el marco de la Jornada Mundial de las Misiones que impulsa Obras Misionales Pontificias y la Iglesia celebra este 19 de octubre.

El misionero destaca el ejemplo de tres personas con discapacidad que trabajan con él en Camboya en cargos de responsabilidad, como el hombre que se ocupa de los temas de educación de la prefectura, a quien él mismo le recogió "del suelo mendigando" ; la catequista de la que su propia familia cuestionaba que "¿para qué iba a estudiar si era tonta?", o la responsable de la contabilidad de la parroquia que también ayuda a los misioneros laicos a tener el visado.

Por eso, el prefecto presume de inclusión en su diócesis. "En la prefectura están super presentes. Son parte de mi equipo. Todo lo que se construye en intenta salvar las barreras arquitectónicas. Se puede subir al altar en las iglesias. Pero la rampa en Camboya está delante, no a un lado. No es que tengamos una adaptación para ellos, sino que ellos ponen la norma", explica este misionero que luce como pectoral (la cruz que suelen llevar colgada los obispos en el pecho) un peculiar Cristo mutilado.

"Cuando salimos a correr, salen también los niños con sus sillas de ruedas. Si se juega al baloncesto, también. Está todo integrado en nuestra vida. Nos sentimos muy orgullosos de lo que está sucediendo porque muchos de los usuarios a los que hemos ayudado nos ayudan", añade.

Kike Figaredo (Gijón, 1959) ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús con 20 años. Tras una experiencia como voluntario en los campos de refugiados de camboyanos en Tailandia, fue destinado a Camboya ya como sacerdote jesuita. Allí ha trabajado por la evangelización en un contexto especialmente budista y la promoción humana. Destaca especialmente su dedicación a las víctimas de las minas antipersona, con la creación de la silla de ruedas 'Mekong', adaptada para el terreno.

ESCUELA PARA NIÑOS CON AUTISMO

El jesuita ahora se ha embarcado en un proyecto pionero en este país asiático, "una pequeña escuelita en la antigua oficina de Cáritas para niños autistas, pues no es fácil que en Camboya los niños con esta discapacidad vayan a la escuela". "Las personas con discapacidad son parte de nuestra vida. Están muy presentes", continúa, algo que descubrió al llegar en 1985 como estudiante jesuita a ese país devastado por la guerra. Allí trabajó en 'Side 2', un campo con 160.000 refugiados entre los que había unos 6.000 niños soldados víctimas de las minas antipersona.

"La Iglesia por definición es misionera, si no no sería Iglesia, aunque en muchos países esté en mentalidad de mantenimiento. Todos somos misioneros, la responsabilidad es de todos", asevera este hombre que agradece la ayuda de OMP trabajando con la comunidad local de uno de los 1.131 territorios de misión católicos que hay en el mundo.

"Sabemos que contamos con la ayuda del Domund cada año. No lo hace todo, pero hace mucho", indica Figaredo, que valora esa ayuda para tres aspectos fundamentales para el funcionamiento de la Iglesia local: la subvención de los gastos ordinarios, la construcción de proyectos extraordinarios como capillas y guarderías, y el apoyo a las personas vinculadas a la iglesia.

En 2024, el Fondo Universal de Solidaridad de la Obra de la Propagación de la Fe (la Obra Pontificia en la que se enmarca el Domund) reunió 64.298.390 euros que se reparten entre los citados 1.131 Territorios de Misión que dependen del Dicasterio por la Evangelización que encabeza el mismo Papa.

España cuenta con 9.648 misioneros, de los que 5.624 están en sus naciones de destino. El resto, 4.024, están en España por diversos motivos, y participan en la animación misionera o esperan ser enviados nuevamente. El país que más misioneros españoles acoge es Perú, con 524. En cuanto a donaciones, España es el segundo país del mundo que más aporta al Fondo Universal de Solidaridad, cifra que en 2024 alcanzó los 10.351.613 euros para los proyectos de 2025.

(SERVIMEDIA)
18 Oct 2025
AHP/pai/mjg