En este proyecto, las pulseras son elaboradas artesanalmente en Kenia y Tanzania por más de 300 mujeres. Una vez se reciben en Fundación A LA PAR son manipuladas y preparadas para su envío por un grupo de personas con discapacidad intelectual de la unidad de manipulados de la Fundación A LA PAR. De esta forma, se encargan de medir y clasificar las pulseras, organizarlas por tallas y colores, empaquetarlas y preparar los pedidos.

David, uno de los trabajadores de esta iniciativa aseguró que su trabajo es “muy importante porque ayudo a luchar contra la violencia sobre las niñas” y que le gustan las pulseras porque siente estar “haciendo una cosa muy buena”.

También, Joaquín, uno de los colaboradores, relató que los martes y los jueves por la mañana hace los “pedidos de las pulseras y, después, se envían a las personas que las pidieron”. Así, se apoya a niñas y mujeres vulnerables de Kenia y Tanzania, “para que puedan tener un mejor futuro”.

De este modo, las Pulseras Masái son un “doble símbolo de inclusión y protección” frente a la violencia. No solo representan la “lucha y solidaridad con las niñas en riesgo de sufrir violencia en muchas partes del mundo”, sino que también son un “símbolo de reconocimiento al trabajo de quienes, en la Fundación A LA PAR, hacen posible esta iniciativa”.

El director de Mundo Cooperante, Ignacio Baño, aseguró que el trabajo de estas personas no solo “sostiene el proyecto, sino que también refleja el valor de la inclusión real porque son personas capaces, con talento, que aportan un gran valor a la sociedad”. Su “empatía, dedicación y su cariño a la hora de trabajar en el proyecto Pulseras Masái son todo un ejemplo”, añadió.

Además, las entidades publicaron el vídeo ‘Trabajando por la inclusión, luchando por la igualdad’ Cooperante, muestra el trabajo y la implicación de estos jóvenes de Fundación A LA PAR. Esta iniciativa expone la importancia de la inclusión y el valor que las personas con discapacidad en la sociedad”.