Dicho protocolo ya se está aplicando en más de 200 centros, tanto públicos como privados, con la finalidad de garantizar la protección de las personas usuarias e intensificar las actuaciones de vigilancia de su salud por parte de los profesionales, ya que las temperaturas extremadamente altas inciden directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Por este motivo, la comunidad permitirá a los centros residenciales y de día mantener activo dicho protocolo hasta la primera quincena de octubre, en el caso de que las temperaturas se mantengan elevadas hasta esa fecha.

El personal ha sido debidamente informado para su aplicación en el momento en que se alcance la temperatura umbral de impacto en la salud por altas temperaturas en la Región de Murcia, fijada en más de 38 grados, según los valores asignados por el Ministerio de Sanidad para cada provincia. En el caso de la Región de Murcia, se han definido distintas zonas en cuanto al comportamiento de las temperaturas diarias, ya que cada zona tiene su propia temperatura umbral de impacto en la salud.

El protocolo ha sido elaborado y revisado por técnicos de la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Salud, de la Comisión técnica de coordinación sociosanitaria del Servicio Murciano de Salud (SMS) y del Instituto Murciano de Acción Social (IMAS).

Las instrucciones del Protocolo están adaptadas a los cuatro niveles que fija el Plan Nacional de Actuaciones preventivas de los efectos de los excesos de temperaturas sobre la Salud, que abarcan desde el nivel 0 como ausencia de riesgo; hasta el nivel 3, considerado de alto riesgo. En función de esos niveles, los profesionales aplicarán diferentes medidas de protección para garantizar el bienestar y salud de las personas usuarias.

Entre las actuaciones preventivas básicas destaca el permanecer en lugares frescos y ventilados, administrar agua fresca o bebidas isotónicas, reforzar la vigilancia sanitaria de síntomas en las personas de mayor riesgo y suspender actividades para facilitar el descanso.

Además, los profesionales han sido formados para que exista un reconocimiento ágil de los síntomas y para establecer una vigilancia más estrecha en personas más sensibles a los efectos del calor, como aquellas que padecen enfermedades crónicas, cardiovasculares, respiratorias y mentales, así como personas que precisen de cuidados diarios y que presentan dificultades de movilidad o estén encamados. En estos casos, será necesario realizar dos seguimientos al día para valorar situaciones de riesgo.