El 80% de agua venía de acuíferos, pero ya no será posible bombear agua de pozos, desalinizar agua para beber ni bombear agua a través de la red de suministro. La falta de combustible significará, también, que el agua embotellada de los camiones que esperan cruzar a Gaza desde Egipto no podrá ser transportada a la población, que cada vez está “más desesperada por conseguir agua potable para saciar su creciente sed”, según explicaron desde Acción contra el Hambre.

La situación en la Franja de Gaza es más crítica que nunca, según afirmó la responsable de Oriente Medio de Acción contra el Hambre, Chiara Saccardi: “El combustible disponible en Gaza se agotó por completo, lo que significa que todos los servicios esenciales, incluidas las telecomunicaciones, quedarán interrumpidos”. Todo esto afectará “gravemente” a la población de Gaza y a la “capacidad de proporcionar ayuda humanitaria”, detalló Saccardi.

Las lluvias previstas para las próximas horas se sumarán a las aguas residuales que ya corren por las calles. Es probable que las aguas pluviales mezcladas con las residuales provoquen un aumento de las enfermedades y posibles brotes, que se propagarán debido al hacinamiento en los refugios para personas desplazadas, según especificó la entidad.

También, la falta de combustible hará que las telecomunicaciones, incluido Internet y los servicios financieros 'online', no estarán operativos. “Las organizaciones humanitarias con trabajadores en Gaza no podremos apoyar la coordinación de la respuesta a esta crisis, ya limitada por la inseguridad y retos a los que nos enfrentamos”, reiteró la representante.

La infraestructura hídrica de este lugar quedó dañada o destruida por los bombardeos. De las 655 instalaciones clave de suministro de agua, 25 sufrieron daños totales y 114 por el conflicto hasta la actualidad.

La cantidad de agua se redujo al 68% desde que comenzó la guerra en Gaza, lo que se debe a esta ausencia de combustible para bombear agua de las fuentes subterráneas. El funcionamiento de la infraestructura hídrica dependía del funcionamiento de la única central eléctrica de Gaza, que cerró el 11 de octubre por la misma razón.

El responsable de Agua, Saneamiento e Higiene de Acción contra el Hambre, Pablo Alcalde, declaró que "la gente está recurriendo a fuentes inseguras y de alto riesgo. La imposibilidad de poner en funcionamiento depuradoras aumenta una preocupante vía de transmisión de enfermedades y un alarmante foco de epidemias". También, añadió: "El acuífero más profundo que fue hasta ahora una de las principales fuentes de agua no está disponible".

Acción contra el Hambre gestiona con proveedores locales la distribución de suministros básicos como agua, alimentos, productos de higiene, pañales, mantas y colchones de la forma más eficiente y rápida posible, en coordinación con actores locales e internacionales.