Lo hicieron durante el acto de presentación de los resultados de la investigación ‘Bulos y Desinformación. Cómo afectan a las personas mayores', que organizaron la agencia de noticias Servimedia y Estudio de Comunicación en la sede de Por Talento Digital de Fundación ONCE en Madrid.

En el encuentro estuvieron presentes el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños; el presidente del Grupo Social ONCE, Miguel Carballeda; el presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), Lázaro González; el consejero delegado de Estudio de Comunicación, Benito Berceruelo; la presidenta de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma), Sabina Camacho; la presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados (UDP), Inmaculada Ruiz; el presidente de Lares, José Luis Pareja; y la presidenta de la Asociación Española de Fundaciones, Pilar García.

En su intervención, Lázaro González convino con Bolaños en que “los bulos y la desinformación son una amenaza contra la democracia y las personas mayores, que queremos ser sujeto activo de la sociedad”.

Detalló que hay cuatro tipos de bulos que afectan a las personas mayores: los de índole política, lanzados por individuos que tiene presente que éstas representan el 25,7% del electorado; los de corte sanitario, que inciden en este segmento de la sociedad por representar a “la mitad de los ingresos hospitalarios”; los de tipo económico, que aluden a la insostenibilidad del sistema de pensiones y a la inseguridad de sus hogares; y relacionados con la seguridad, que apabullan con las ocupaciones de sus viviendas cuando se van de vacaciones y con robos en la vía pública.

A su juicio, lo anterior se basa en la siguiente máxima: “vivir con miedo permite manipular las emociones”, a lo que añadió la facilidad que representa para los propagadores de bulos y desinformación que el 80% de las personas mayores utilicen habitualmente WhatsApp. “Esto es una fuente de bulos, que a veces inocentemente quienes tienen menos formación transmiten a sus amigos”, apostilló.

Ante esta situación, prescribió “suscitar desde la infancia el pensamiento crítico de la gente”, para lo cual la familia y la escuela han de desempeñar un papel fundamental. “Sin él, nos creemos todo, nos manipularán, nos mentirán, se harán con nuestros datos, y nosotros en la inopia”, deslizó.

También apostó por “fomentar la participación de los mayores como sujetos activos de la sociedad” y estimular su formación digital para afrontar los bulos y la desinformación.

Por su parte, Sabina Camacho reclamó que “se escuche a las personas mayores, que nos hagan caso”, especialmente a las mujeres, que son a quienes más afectan los bulos de índole económica.

En ese sentido, se unió al reclamo de Lázaro González para pedir “formación e información” para que las personas mayores “no caigan en los bulos”. Esto le sirvió para rebelarse ante la creencia de que éstas son los principales propagadores de bulos en la sociedad española. “Quien no se informa los reenvía, quien se informa no”, aseveró.

Por otro lado, Inmaculada Ruiz señaló que las personas mayores sienten “angustia y enfado con las falsedades” canalizadas a través de los bulos y la desinformación. “Nos sentimos desprotegidos”, denunció.

Aprovechó para reclamar “información verídica, veraz, especialmente en lo sanitario y en lo económico”. “La información y la formación son la clave para abordar este fenómeno”, afirmó.

A su vez, Pilar García conminó a “incorporar a las personas mayores al ámbito digital”, ya que este segmento de la población experimenta ansiedad ante los bulos y la desinformación, especialmente los económicos y los sanitarios.

Por último, José Luis Pareja observó que “es un bulo que las personas mayores transmiten bulos” y reconoció que “yo transmito bulos” para refutar esa creencia. Concluyó su intervención incitando a los medios de comunicación a tomarse en serio la “desactivación de los bulos”, aprovechando que las personas mayores son muy fieles a la prensa.