"Tenemos que dejar de ser los bufones de la sociedad que aún hoy somos”, señaló. Además, abogó por la prohibición de espectáculos que “denigran y ridiculizan” a estas personas como el del bombero-torero, las contrataciones para despedidas de soltero o actuaciones en salas de fiesta y el cine para adultos.

Con este objetivo, Fundación ONCE, Inserta Empleo y el Real Patronato sobre Discapacidad han puesto en marcha el proyecto 'Pisadas de Dignidad', una iniciativa con la que se busca proporcionar un empleo digno a estas personas.

Con financiación del Fondo Social Europeo, se les ofrecerá formación, apoyo psicosocial y servicios de intermediación laboral, así como una ayuda económica mientras dure el programa.

Según el director general de los Derechos de las personas con Discapacidad del Ministerio de Derechos Sociales, Jesús Martín Blanco, el proyecto “tiene una parte muy importante de empoderamiento”, para que estas personas sepan que pueden trabajar en algo distinto "que no tenga que ver con reírse de su cuerpo". “Porque quien acude a estos espectáculos no se ríe con nosotros, se ríe de nosotros”.

Por eso, este es “un proyecto de rescate social”, dirigido a personas en situación de gran vulnerabilidad a las que se les ofrece “una alternativa de dignidad”. "Es avanzar hacia una España en color y dejar atrás la España en blanco y negro, la España del medievo”, declaró.

CONTRA LOS ESTEREOTIPOS

Según el jefe de Estudios Sociales y de Prospectiva de Fundación ONCE, Javier Albor, “las personas que se dedican a estas actividades son muy pocas en realidad, entre 150 y 200, estimó, pero “hacen mucho daño a la imagen de todo un colectivo”.

En España hay en torno a 20.000 personas de talla baja -unas 2.000 con enanismo- y “entre ellas hay abogados, administrativos, médicos” y políticos, como el propio Jesús Martín Blanco.

Sin embargo, este tipo de espectáculos difunden “unos estereotipos muy negativos” sobre las personas de talla baja que “hacen pensar que todas ellas tienen que terminar en actividades relacionadas con la noche, lo ridículo o lo cómico”.

En la misma idea abundó Marta castillo, quien recalcó que la gran mayoría de las personas con displasias tienen una formación muy elevada. “Somos conscientes de que necesitamos estar muy bien formados para conseguir lo mismo que los demás “, declaró.

Sin embargo, este tipo de espectáculos "hacen mucho daño y transmiten una imagen muy negativa del colectivo". Por eso, a su juicio, "deben desaparecer” y, sobre todo, porque “enseñan a los niños a reírse del diferente”.

"Si queremos avanzar hacia una sociedad más inclusiva, no podemos dejar que los niños aprendan a reírse de una discapacidad”, recalcó, porque “nosotros no somos payasos”. “La nuestra es una discapacidad 24 horas al día, que no te puedes poner y quitar como un disfraz”, concluyó.