Durante la operación, se llevaron a cabo 24 entradas y registros, con 11 en Madrid, seis en Málaga, tres en Alicantes, dos en Barcelona y otros dos en Sevilla. Las detenciones se produjeron en Madrid, Málaga, Alicante, Barcelona y Sevilla.

En estas entradas y registros se incautaron más de 1.000 fármacos diferentes que conformarían más de 300.000 dosis de diferentes compuestos y supondrían un valor de mercado de más de 2 millones de euros, 300.000 euros en efectivo, cuatro armas blancas, una defensa eléctrica y 28 dispositivos electrónicos. Además, durante la operación se intervinieron 25 cuentas bancarias que estarían utilizando desde la organización criminal.

A los arrestados se les imputan los delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública, intrusismo profesional y blanqueo de capitales.

COLABORACIÓN DE UN ENFERMERO

Las pesquisas de los agentes permitieron detectar la existencia de varias ‘células’ repartidas por todo el país que, encuadradas en la organización criminal, realizaban las tareas de introducir, almacenar y vender los medicamentos de manera fraudulenta.

La organización obtenía los fármacos y otros como anabolizantes, hormonas del crecimiento, fármacos quemagrasas o productos para la disfunción eréctil de manera ilegal, importándolos desde terceros países o adquiriéndolos en centros sanitarios o farmacias.

En algunos casos, contaron con la connivencia en algún caso de sus responsables y sin presentar la debida prescripción médica, para enviarlos posteriormente a sus clientes más cercanos. Los investigadores localizaron, al menos, cuatro establecimientos que colaboraban desde diferentes partes de España.

La investigación se inició el pasado octubre, después de que la fiscalía alemana de Múnich advirtiera del posible envío de un paquete a España, con origen en un laboratorio clandestino del país, que contendría medicamentos ilegales.

A raíz de esa información, los investigadores pudieron confirmar la participación de varias personas que, desde distintos puntos de España, parecían contar con proveedores ilícitos de medicamentos, así como con multitud de clientes, y entre todos ellos colaboraban en la distribución ilegal de fármacos.

Las investigaciones permitieron detectar que la organización realizaba el envío por encargo de los fármacos a través de empresas de paquetería y que, además, contaba con la presunta colaboración directa de un enfermero, colegiado en la provincia de Madrid.

Este acudía directamente a los domicilios de los clientes o a los centros deportivos donde entrenaban para suministrar ilícitamente los fármacos. El investigado también realizaba tratamientos de sueroterapia por encargo, sin el debido control médico y sin observar las condiciones higiénicas adecuadas, que podían alcanzar precios superiores a los 300 euros por sesión.