Así lo defendió este lunes la ministra de Sanidad, Mónica García, durante su intervención en la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio de los Problemas de las Adicciones, en la que advirtió de que esta tendencia está alcanzando proporciones “alarmantes” y que resulta “crucial” conocer su “impacto” en la sociedad.

Tras aseverar que la guía será una “herramienta fundamental” para profesionales sanitarios y la población en general, explicó que su “objetivo principal” es establecer pautas “claras” para reducir o eliminar “gradualmente” la medicación psicotrópica cuando ya no es necesaria.

“Tratará específicamente la dificultad de discontinuar ciertos psicofármacos debido a sus efectos secundarios de abstinencia que pueden generar, así como la necesidad de una supervisión y un acompañamiento durante este proceso”, abundó, para indicar que, con esta “guía integral”, su gabinete busca “abordar la sobreutilización y los riesgos asociados a un uso prolongado de psicofármacos”.

“Nuestra meta es mejorar la seguridad, la calidad de vida y la autonomía de los pacientes, promoviendo políticas centradas en el bienestar de las personas”, agregó.

MEDICALIZAR EL SUFRIMIENTO

En este punto, denunció la “medicalización del sufrimiento” en la sociedad actual y lamentó que las personas “más afectadas” por esta problemática son aquellas que pertenecen a las clases “más desfavorecidas”, dado que la prevalencia de la toma de antidepresivos es “ocho veces superior en rentas bajas que en rentas altas”.

“El diagnóstico de depresión no es diferente entre un barrio y otro, pero la vida duele más en unos barrios que en otros”, sentenció, al tiempo que hizo hincapié en la “importancia de los determinantes sociales de la salud que impactan muy directamente sobre las clases más desfavorecidas” y en que “el diagnóstico de depresión es el mismo, pero las causas y las soluciones sí que dependen del código postal”.

En este contexto, urgió a “poner el foco” en abordar las “situaciones sociales y adversas que hacen que la vida sea más dolorosa en estos entornos y reconocer los determinantes sociales” al entender que se están utilizando fármacos para “tolerar situaciones de vida que requieren soluciones sociales y políticas”.

“Necesitamos cambiar el enfoque paulatinamente hacia una prescripción de tipo social para ofrecer respuestas de salud más ajustadas al problema real”, apostilló, para alertar de que los jóvenes y adolescentes están experimentando un “aumento significativo” en la prescripción de psicofármacos y perciben su consumo con una “naturalidad creciente”.

García afirmó que la elaboración de esta guía es una de las "tres tareas" en el ámbito de las adicciones en las que su departamento está "absolutamente concentrado", junto al anteproyecto de ley de alcohol y menores y el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo.