Discapacidad

Termina el campamento de verano inclusivo de ONCE Comunidad de Madrid, con 40 adolescentes más abiertos a las diferencias" y "menos límites" autoimpuestos

MADRID
SERVIMEDIA

Los 37 participantes del segundo turno del campamento inclusivo de ONCE Comunidad de Madrid recogen este domingo sus maletas para volver a casa. Atrás dejan una semana de juegos, aventuras, nuevas amistades y mucha diversión en la granja.escuela La Esgaravita, en Alcalá de Henares (Madrid), experiencias que además les enseñan a “normalizar las diferencias, a respetar y a cuestionarse los límites sociales”.

Así opina en declaraciones a Servimedia Asunción Martínez, coordinadora de este campamento, en el que han participado chicos y chicas con discapacidad visual y sin ella de 12 a 17 años. La semana anterior fue el turno de los más pequeños (de 6 a 11 años), también para niños ciegos o con discapacidad visual y para amigos o familiares de trabajadores de ONCE sin discapacidad.

En esta edición, el campamento lleva por lema genérico ‘Demuestra tu talento’, ya que gran parte de las actividades programadas tienen que ver con el desarrollo de habilidades artísticas relacionadas con la música, el baile, el teatro, la improvisación o las manualidades.

A juicio de Martínez, los adolescentes con y sin discapacidad “mejoran mucho sus habilidades sociales gracias a estas Iniciativas”, y puso el ejemplo de los talleres de improvisación, donde “los chicos tienen que trabajar su creatividad, pero también su capacidad de tomar decisiones y de asumir riesgos en un escenario controlado”.

En las prácticas de teatro se fomenta asimismo la expresividad y la empatía, prosigue, mientras que los trabajos de expresión corporal resultan “especialmente útiles para los participantes ciegos o con discapacidad visual grave”.

“Les enseñamos a imitar los gestos y expresiones faciales y esto les ayuda a desarrollar su faceta comunicativa”. Subraya que todos los participantes, tengan o no discapacidad, “aprenden que su cuerpo, su voz, su cara…, son herramientas muy poderosas para comunicarse y expresar emociones”, lo que mejora “todo lo que tiene que ver con su sociabilidad”.

“Sé que una semana es muy poco tiempo, pero sí creo que este tipo de actividades contribuyen a la inclusión social de los niños y adolescentes ciegos, en especial si se trabaja de forma continua a lo largo del curso”, declara.

Con todo, los participantes en este 32 campamento inclusivo de la ONCE han disfrutado de muchas otras actividades, relacionadas con el cuidado de los animales y con el circuito multiaventura que existe en la misma granja escuela.

“Nos hemos montado en tirolina, hemos hecho piragüismo y hemos practicado escalada”, explica María, una chica ciega de 15 años que viene desde hace años a este tipo de campamentos.

En su opinión, las actividades de multiaventura “son las más divertidas”, aunque también asegura haber disfrutado mucho con los animales de la granja. Su compañero Fernando, de 16 años, se lo pasó muy bien con el piragüismo y con la tirolina y además le encantaron las actividades artísticas.

Los dos son veteranos en este campamento, y antes siquiera de decir adiós ya están pensando en repetir el año que viene. Ambos vinieron con amigos, pero aseguran “llevarse muchos nuevos” de esta experiencia en Alcalá de Henares.

INCLUSIÓN

Según la coordinadora, la mitad de los asistentes al campamento tenían discapacidad --múltiple en algunos casos--. “Los dos primeros días siempre cuesta un poco más todo lo que tiene que ver con la inclusión”, admite, porque “muchos chavales ya se conocen de antes y vienen con su grupito formado”.

Además, prosigue, “hay que tener en cuenta que algunos chicos sin discapacidad nunca han tratado con amigos ciegos y no saben muy bien cómo actuar”. Sin embargo, “en torno al tercer día vemos como las barreras se rompen y todo se hace más natural”.

“La verdad es que al final todos se apoyan y se ayudan mucho”, resume Asunción. A su juicio, “este campamento les sirve para normalizar la discapacidad y todo tipo de diferencias; aprender a respetar las distintas identidades, y también para cuestionarse hasta qué punto son reales los límites que la sociedad y nosotros mismos nos imponemos”.

Asunción asegura que en su experiencia --lleva 10 años trabajando en este tipo de campamentos-- hay muchos niños ciegos que en un principio se niegan a hacer deportes o actividades de aventura, pues “están convencidos de que no pueden hacerlo”. “Nuestro trabajo es ayudarles a romper esa limitación y a superarse”. “Cuando lo logran, y la gran mayoría sí lo hace, se dan cuenta de que pueden ir más allá”. Esta reflexión les ayuda a ellos, “pero en general a todos nos sirve para entender que no debemos juzgar de antemano las capacidades de nadie”, reflexiona.

“Con la actitud adecuada y los apoyos necesarios, todos podemos conseguir grandes cosas y esta es una de las mayores lecciones que aprendemos en estos campamentos”. De ahí que los 10 monitores y los 37 participantes salgan tan contentos y satisfechos de La Esgaravita. “Por eso y porque ya son muchos años los que la mayoría repetimos y nos tenemos mucho cariño y confianza.

De hecho, la gran mayoría volverá al año que viene, agrega Asunción convencida. “Porque, al final, aprendemos todos de todos y juntos, nos superamos”.

(SERVIMEDIA)
17 Jul 2022
AGQ/gja