Esas casi 2.000 son bastantes más, pues muchas personas con discapacidad no comunicaron a los organizadores su condición y fueron acompañadas por amigos y familiares, según indicó a Servimedia Carmo Diniz, responsable del Gabinete de Interdiálogo y Proximidad del evento religioso, que se ha ocupado de atender a los peregrinos con discapacidad y de impulsar la sostenibilidad de la cita católica.

La frase de "la Iglesia es para todos" es para Carmo la más destacada de una intensa agenda protagonizada por el papa argentino y que para los organizadores ha supuesto el culmen de meses de trabajo. “Estamos llenos de alegría con lo que hemos hecho, de una participación que ha sido espectacular y de que haya habido mucha gente con discapacidad que ha venido y se ha quedado muy contenta por las medidas que hemos impulsado para participar plenamente”, remarcó.

Para facilitar la accesibilidad, subrayó Diniz, los organizadores de la JMJ portuguesa han trabajado “de la mano de entidades de Iglesia y de fuera de la Iglesia”. Entre otras muchas, el movimiento Fe y Luz, los Hermanos Hospitalarios, Humanitas, la Casa de la Misericordia de Lisboa o el Instituto Politécnico de Leiria, con la premisa de lo que luego dijo Francisco. “La JMJ es para todos, lo hemos dicho desde el inicio de los preparativos”, rememoró la responsable.

Zonas acotadas con servicios especialmente enfocados a cubrir las necesidades de las personas con discapacidad o materiales de comunicación “para todos”, han sido algunas de las propuestas de la JMJ de Lisboa, que también tuvo audiodescripción en portugués para que las personas con discapacidad visual pudieran seguir los actos, planos táctiles para leer en braille o intérpretes en lengua de signos en varios idiomas.

Otra persona con discapacidad en Lisboa | Foto oficial de la JMJ

CONFESIONES EN LENGUA DE SIGNOS

Esto último también se ofreció en el Parque del Perdón, donde varios sacerdotes confesaron en lengua de signos portuguesa, española, inglesa, italiana, francesa e internacional. También se instalaron bucles magnéticos para facilitar la inclusión de las personas sordas y junto al Tajo, en la gran explanada donde se reunieron 1,5 millones de jóvenes en la vigilia del sábado 5 y la misa del domingo 6, se dispuso un área reservada con, atención médica, un camino accesible, puntos de agua potable, baños adaptados, sombra, sillas y camas.

El Papa, siempre sensible a atender la mano a las periferias, también en Lisboa ha dado lugar a numerosas imágenes junto a jóvenes con discapacidad, como Joao y Francisco, dos acólitos que ayudaron en las misas, o el propio hijo de Carmo, que tiene microcefalia y recibió el “regalo” de la bendición de Francisco cuándo éste pasó junto a él.

“Ha abrazado a algunas personas”, remarcó a Servimedia la responsable de atender a los peregrinos con discapacidad, que también citó el caso de Leonor, una voluntaria con síndrome de Down que compartió con Francisco uno de los gestos más cariñosos de la JMJ lisboeta.

Esa predilección del papa argentino con las personas con discapacidad también se ha palpado en sus recorridos entre las multitudes con el ‘papamovil’ a orillas de la desembocadura del Tajo. “Cerca de la zona habilitada para personas con discapacidad, el Papa se quedaba un poco más”, reconoció Carmo Diniz, que espera poder volver a releer las palabras del papa, por no haberlas prestado suficiente atención por tener que atender su trabajo en la JMJ.

Eso sí, para la responsable de las personas con discapacidad, hubo un mensaje que quedó grabado. “Amigos, quisiera ser claro con ustedes, que son alérgicos a la falsedad y a las palabras vacías: en la Iglesia hay espacio para todos, todos, todos, no sobra nadie”, dijo Francisco, quien también ha usado silla de ruedas en varios momentos de la JMJ debido a la lesión que tiene en la rodilla derecha.

Grupo de personas con discapacidad en la JMJ de Lisboa | Foto oficial de la JMJ

'MILAGRO' EN FÁTIMA

Casi 100.000 españoles se entremezclaron en esa marea internacional que acompañó al Papa en Lisboa entre el 1 al 6 de agosto, como Martina, una joven madrileña con parálisis cerebral que encabezó el ‘equipo Ferrari’ junto a otros miembros de los retiros Effetá que la ayudaron a participar en la JMJ con una silla de ruedas.

Los asistentes de todo el mundo conocieron la historia de Esther, una joven española que compartió su testimonio en el Via Crucis, donde contó cómo aprendió a vivir con la lesión medular que la llevó a una silla de ruedas. También irrumpió con fuerza, en los compases finales de la cita, otra joven española con apenas un 5% de visión, quien dijo haber recuperado la vista tras rezar una novena en Fátima a la Virgen.

Jimena había pedido a otros compañeros que pidieran por su curación y después de compartir con el Papa la visita al Santuario de Fátima comenzó a ver mejor. "Hoy después de comulgar… veo perfectamente. No sé cómo explicártelo”, dijo a la Cadena Cope. “En la cola de comunión estaba muy nerviosa, y cuando me he sentado en el banco me he puesto a llorar, no quería abrir los ojos… Me he emocionado y cuando los he abierto, veía, veía todo súper nítido. Veía el altar, el sagrario, tenía a una amiga a mi lado a que la veía perfectamente”.

El propio presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, en el balance que hizo ante los medios en Lisboa, aseguró que había hablado con Jimena, aunque no lo calificó como un milagro, sino como una “gracia” concedida a la fe de la joven, a la espera de los informes médicos. Fuentes del entorno de la joven, que es menor de edad, explicaron a Servimedia que su familia no quiere darle más publicidad a lo ocurrido.