Discapacidad
Una mujer sorda aprueba el MIR superando muchas "barreras" y reclama lengua de signos en las consultas
- Hoy se conmemora el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas

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Mónica Antón Ramos acaba de superar el exigente examen que le da acceso a una plaza de Médico Interno Residente (MIR) de Atención Primaria. Pronto será médico de familia y, aunque espera que la administración adapte su puesto de trabajo, sabe por su experiencia que la sanidad pública necesita "más médicos sordos para atender a pacientes sordos".
Estudió Medicina en Salamanca, su tierra, donde se dio cuenta de que le interesaba "comprender por qué enfermamos, cómo funciona el cuerpo, cómo podemos llegar a curar ciertas patologías y por qué no podemos curar otras".
Esa fue la razón por la que decidió estudiar Medicina. El camino no fue sencillo. Como muchas de las personas con discapacidad que cursan estudios superiores, se enfrentó a "barreras actitudinales, además de las barreras de comunicación que tan propias son de la sordera".
El primero de los muros fue encontrarse con que sus clases no estaban cubiertas por un intérprete de lengua de signos. "Eso fue algo que tuve que pelear con el Servicio de Asuntos Sociales de la Universidad de Salamanca hasta que por fin logré que se me cubriesen todas las horas lectivas, tanto teóricas como prácticas, desde el primer día hasta el último día de curso, pero eso me llevó varios cursos" conseguirlo.
Tras esto, tuvo que sortear las barreras "actitudinales". "Algunas personas dudaron de mi decisión de estudiar Medicina, como por ejemplo algunos profesores, que me sugirieron amablemente que estudiase arqueología u otra disciplina del estudio del cuerpo humano. También durante mis prácticas me encontré con médicos que se mostraron muy reticentes a normalizar la presencia de una intérprete de lengua de signos durante mis prácticas en el hospital".
En ocasiones, incluso, algunos médicos impedían a su intérprete estar en la consulta y en algún caso dudaron de su capacidad para aprender. Pero Mónica no se dejó guiar por ellos y continuó con su vocación impulsada en parte por el conocimiento de que "había personas sordas que eran médicas, enfermeras, auxiliares...". "Eso me permitió pensar: bueno, no estoy sola", apostilla.
ATENCIÓN MÉDICA ACCESIBLE
Aunque valoró ser psiquiatra, finalmente le dio "una oportunidad a la medicina de familia" y está feliz porque le encantará que "el primer contacto de los pacientes sordos sea accesible y satisfactorio". "Es fundamental que haya una mayor diversidad de personas sordas en el tercer sector, proporcionando servicios de diferente índole a personas sordas usuarias", explica.
"Pienso que es necesario que haya más personas sordas médicas atendiendo a personas sordas. Es importantísimo que la atención médica se pueda proporcionar en la lengua que prefiera el paciente. A mí me hubiera encantado comunicarme en lengua de signos con mi médica cuando yo estaba enferma y demasiado dolorida o cansada como para leer los labios y esforzarme por comunicarme".

Ahora ella quiere que sus pacientes no tengan que pasar por eso, "y que tampoco tengan que depender de terceras personas, sean intérpretes o familiares, para recibir una atención médica completamente accesible". "Quiero que puedan decidir si ir solos o acompañados, y que puedan decidir en qué lengua quieren comunicarse conmigo como médica", aduce.
Por su experiencia, tanto como paciente como médica, asegura que el sistema sanitario español necesita más profesionales con discapacidad para que "no haga falta que se realicen noticias visibilizándonos porque ya seamos visibles".
Mónica sabe que en esta etapa tendrá que superar nuevos retos, por supuesto no todos vinculados a la discapacidad auditiva que tiene, y se muestra esperanzada. "Sé que va a ser duro (...) pero voy con todo", declara con máxima motivación.
(SERVIMEDIA)
14 Jun 2025
MAG/pai