La organización lamentó que una mujer con problemas de adicción “no está cumpliendo los roles socialmente preestablecido para ella”. “Se sufre un doble estigma, el de persona con adicción y el de mujer con adicción”, indicó.

En el transcurso de este congreso se ha presentado el libro ‘Mujeres y drogas’, cuyas autoras, Patricia Martínez y Elisabete Arostegui, manifestaron que las mujeres drogodependientes “difieren de sus homólogos varones respecto de sus patrones de uso de drogas, características psicosociales y fisiológicas, prácticas, sentidos y motivaciones, así como en las consecuencias de dichos consumos”.

Según Arostegui, tradicionalmente ha existido “muy poca sensibilidad” para aplicar un enfoque de género a los programas de drogodependencias, “debido al androcentrismo que ha presidido la investigación en esta materia, y se ha procedido a generalizar sobre las mujeres los resultados extraídos a partir de la realidad masculina”.

En este sentido, Martínez argumentó que los abusos sexuales padecidos en la infancia, los estados emocionales negativos o las expectativas de autoeficacia “juegan un papel primordial en las recaídas de las mujeres, y no tanto en las de los varones”.

Para Socidrogalcohol, aún quedan retos como “generar entornos terapéuticos sensibles al género”, reconocer que los “roles atribuidos” y las “expectativas” de género “determinan las actitudes sociales hacia las mujeres que abusan de sustancias, generando falta de apoyo y una doble penalización social”.

Asimismo, instó a “entender y trabajar sobre las preocupaciones de salud específicas de las mujeres, impulsar una perspectiva de desarrollo personal o empoderamiento”, “comprender la relevancia e influencia que implica el ejercicio de los múltiples roles de cuidadoras que asumen en el curso de sus vidas” y trabajar sobre “todas las violencias que experimentan las mujeres por el hecho de serlo”, concluyó.