Las inyecciones de liquidez del BCE mejoraron el crédito a grandes empresas y en préstamos ‘seguros’ y no tanto a pymes

MADRID
SERVIMEDIA

Las ingentes inyecciones de liquidez efectuadas por el Banco Central Europeo (BCE) durante la crisis han mejorado la financiación a las grandes empresas y en préstamos “relativamente seguros”, siendo su efecto inferior en el crédito a las pymes y en operaciones de riesgo.

Se trata de la principal conclusión de un artículo analítico divulgado por el Banco de España este jueves sobre las operaciones de financiación baratas a largo plazo que puso en marcha el organismo dirigido por Mario Draghi en el año 2014 condicionadas a la concesión de créditos para reanimar la economía y resolver el problema de asfixia financiera que sufrían las empresas y hogares.

Entre junio de 2014 y junio de 2016 efectuó ocho operaciones así, las conocidas en la jerga financiera como TLTRO, inyectando 432.000 millones de euros a bajo coste a la banca europea. La participación fue muy alta y en las primeras, el 80% de los bancos pidieron más del 90% de los fondos a los que tenían derecho sabiendo que tenían que prestarlo íntegramente a clientes.

El estudio, elaborado por Desislava Andreeva y Miguel García-Posada, revela que el manguerazo de fondos baratos favoreció el flujo del crédito tanto en los bancos receptores del dinero como en aquellos otros que accedieron a ellos ante la presión competitiva que sufrieron y “para evitar perder cuota de mercado”.

Para el estudio utiliza las respuestas de las propias entidades a la encuesta sobre préstamos bancarios que elabora el BCE con cadencia trimestral a partir de una muestra de 130 entidades en 130 países, y la primera conclusión es que el crédito mejoró por tipo de clientes y transacciones.

Según el informe, la mayor solicitud de fondos “conlleva una mayor probabilidad de relajar los criterios de aprobación aplicados a empresas grandes” por parte de los bancos receptores y de que decidan además “estrechar los márgenes aplicados en los préstamos ordinarios concedidos a empresas en general”.

“En cambio –precisa a reglón seguido-, no se observan efectos significativos en los criterios de aprobación generales, en los criterios de aprobación de préstamos a empresas pequeñas ni en los márgenes sobre préstamos de mayor riesgo”.

El estudio ve un doble efecto inducido en las entidades que no accedieron o simplemente no pidieron esos recursos baratos del BCE en que, al reducirse la rivalidad por levantar fondos, se abarataron los depósitos tradicionales y las emisiones de deuda y pudieron, por tanto, dar más crédito.

Es decir, el ahorro a la hora de captar dinero fresco les sirvió de colchón o margen para movilizar también mayor financiación o abaratarla, defendiendo así sus cuotas de mercado. “El efecto asociado al mejor acceso a los mercados de financiación compensó sobradamente el vinculado con la pérdida de posición competitiva respecto de los participantes en el mercado de crédito”, explica al respecto el Banco de España.

La reacción depende, sin embargo, del tipo de rivalidad que enfrentaban: los efectos en la flexibilización de los criterios de concesión de financiación a empresas “son muy fuertes en el caso de bancos sometidos a altas presiones competitivas” y “no son estadísticamente significativos en el caso de bancos sometidos a bajas presiones competitivas”, concluye.

(SERVIMEDIA)
13 Jun 2019
ECR/gja