La organización denunció que el atentado se produjo a menos de 100 metros de una escuela apoyada por Unicef, que sufrió “daños significativos”. “Afortunadamente, no se produjeron víctimas allí, pero los niños entraron en pánico y shock debido a la fuerte detonación, que rompió las ventanas y puertas”, explicó a través de un comunicado.

En los últimos días ha tenido conocimiento del asesinato de más niños durante los combates en la provincia de Idlib, al noroeste del país y de que otros tres menores murieron como consecuencia de la explosión de una mina en Damasco Rural, según informó.

“Ni los niños, ni los centros educativos ni su personal son un objetivo y matar a niños es una grave violación”, puntualizó Geert Cappelaere, al tiempo que advirtió de que “quienes lo hacen deben rendir cuentas”. “Todo el mundo está perdiendo en esta guerra, pero quienes más pierden son los niños de Siria”, sentenció.

Desde comienzos de año, ha contabilizado el fallecimiento de más de 140 niños, unas cifras que, lamentó, “siguen aumentando rápidamente”. “Los niños son asesinados en Siria cada día y la guerra contra ellos está lejos de terminar”, apuntó el responsable de Unicef para Oriente Medio y África del Norte.

En todo el país, una de cada cuatro escuelas ya no puede utilizarse debido a la guerra y el año pasado se registró el mayor número de ataques contra instalaciones y personal educativo desde el comienzo de la guerra en 2011, según la organización.