Así lo señaló durante su primer discurso, donde trasladó su “profunda gratitud” a la Cámara por la confianza. “Es un honor que asumo consciente de la responsabilidad que entraña, pero con determinación firme de cumplir la tarea con dignidad y entrega”, aseveró. Además, destacó la labor de sus predecesores a los que agradeció el haber forjado “con su buen hacer, el templo de la ley, del debate y la palabra”.

Llop señaló que uno de sus principales aspiraciones es hacer del Senado un lugar de encuentro, de debate “sereno y constructivo”, donde “las ideas puedan enfrentarse con el pulso de la palabra y el vigor de las convicciones”.

También, “un espacio donde el respeto al que discrepa nos haga ver que nadie tiene el monopolio exclusivo de la verdad y donde la función de la Cámara de representación territorial, atribuida al Senado, sea ejercida en toda su plenitud en esta nueva etapa”.

Además, la presidente de la Cámara Alta, comentó que asumen la “extraordinaria tarea” de representar no solo a quien les vota, sino al conjunto de una sociedad “plural y diversa”, donde “reside buena parte de la extraordinaria singularidad de España en el ámbito cultural, social y lingüístico”.

RETOS CRUCIALES Y DESAFÍOS

Llop fijó como retos cruciales el abrir espacios de reflexión. “Es preciso fomentar el debate constructivo de modo abierto y transparente. Además, es indispensable fomentar la participación de la ciudadanía en la búsqueda de soluciones que den la máxima estabilidad a nuestro sistema institucional”.

Para ello, añadió, “será esencial actuar con generosidad, con tolerancia, respeto por los valores de convivencia, respeto hacia todas las sensibilidades teniendo en la más alta consideración los elementos históricos, políticos, culturales y lingüísticos que enriquecen la originalidad de las comunidades autónomas y, en definitiva, de España”.

En este sentido, la nueva presidenta del Senado comentó que “la España de las autonomías es una realidad consolidada e incuestionable”, pero matizó que “hay mucho que hacer para su perfeccionamiento constante”.

Por último, entre los desafíos a los que se enfrenta citó el cuidado del medio ambiente, que es “el bien más preciado”; la erradicación del hambre y la pobreza; la universalización de la educación de calidad; la dignidad en el empleo; la extensión del bienestar; y la fortaleza de las instituciones democráticas, que son la única garantía que tenemos para alcanzar la paz”.