Así lo pone de manifiesto el organismo internacional en un informe sobre las perspectivas sociales y del empleo en el mundo publicado este miércoles.

La OIT calcula que el año pasado se perdieron el 8,8% de las horas de trabajo a causa de la pandemia, lo que equivale a 255 millones de trabajadores a tiempo completo en un año. Alrededor de la mitad de las horas perdidas se debió a la reducción de jornada de quienes conservaron su puesto de trabajo y la otra mitad se debió a la destrucción de empleo.

En relación a 2019, el empleo total se redujo en 114 millones de trabajadores y, si no hubiera habido pandemia, se calcula que se habrían creado unos 30 millones de nuevos puestos de trabajo en 2020 en todo el mundo.

Los ingresos del trabajo a nivel mundial, que no abarcan las transferencias y las prestaciones públicas, cayeron un 8,3% en 2020, y en los dos primeros trimestres de 2021 este déficit equivale a una reducción de los ingresos del trabajo en el mundo del 5,3%.

Comparado con 2019, se estima que otros 108 millones de trabajadores son ahora extremada o moderadamente pobres y que se ha retrocedido cinco años en los avances en la reducción de la pobreza.

De cara a este año, la OIT prevé la creación neta de 100 millones de puestos de trabajo y otros 80 millones en 2022. No obstante, considera “probable” que haya menos puestos de los que se habrían creado sin la pandemia.

Calcula que el déficit mundial de puestos de trabajo inducido por la crisis se situará en 75 millones en 2021 y en 23 millones en 2022, con el correspondiente déficit de horas de trabajo en 2021, que ascenderá al 3,5%. Anteriormente, la OIT estimó un 3% de déficit de horas de trabajo, con lo que empeora su perspectiva sobre la recuperación del tiempo de trabajo debido al “avance más lento de lo previsto de las campañas de vacunación, junto con el resurgimiento de la pandemia a principios de 2021”.

La nueva proyección indica que este año se perderán 100 millones de empleos a tiempo completo, frente a los 90 millones anteriormente previstos.

“POCO PRODUCTIVOS Y DE MALA CALIDAD”

Del mismo modo, apunta que muchos trabajadores inactivos se incorporarán a la fuerza de trabajo, pero no podrán encontrar empleo, lo que dará lugar a un “aumento sostenido y pronunciado del desempleo”, que pasará de 187 millones en 2019 a 220 millones en 2020, se mantendrá en 220 millones en 2021 y bajará a 205 millones en 2022, a lo que se suma el pronóstico de que los empleos creados sean poco productivos y de mala calidad.

Respecto al trabajo informal, calcula que aproximadamente 2.000 millones de trabajadores –el 60,1% de la fuerza de trabajo mundial– eran informales en 2019, con más probabilidad de perder sus puestos por la crisis que los trabajadores formales.

En materia de igualdad, la OIT avisa de que “la crisis amenaza con poner en peligro los avances” logrados, ya que las mujeres han sufrido muchas más pérdidas de empleo, a la vez que ha aumentado su tiempo de trabajo no remunerado.

El organismo internacional concluye alertando del riesgo “real” de que “si no se ponen en marcha iniciativas políticas amplias y concertadas, persistan el aumento de la desigualdad y la reducción del progreso general en el mundo del trabajo”.

Insta a una “intervención política internacional que garantice el acceso mundial a las vacunas y la ayuda financiera para los países en desarrollo, incluso mediante la reestructuración de la deuda” y a abordar los déficits de trabajo decente en consulta con los agentes sociales.

A este respecto, el director de la OIT en España, Joaquín Nieto, declaró que “la recuperación es una oportunidad irrepetible para España a condición de que se haga con diálogo social, se preste una atención especial a superar la crisis de empleo juvenil y se acompañen los procesos de transformación digital y transición ecológica con criterios de transición justa”.