En un encuentro informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el sacerdote de la Iglesia de San Antón de Madrid llamó a los responsables “de Gobierno y comunidades autónomas” a tener “presente” lo que han hecho Reino Unido y Japón con la creación de departamentos en sus Ejecutivos especialmente destinados a paliar el aislamiento social.

El padre Ángel extendió esa petición a la propia jerarquía vaticana, que en su opinión “podrían nombrar un dicasterio de la soledad”. Reconoció que ya le ha hecho esa petición “a los tres últimos presidentes” del Gobierno, al igual que “cuando crean ministerios de Familia o Igualdad”.

“Ojalá llegue un día”, añadió, en el que se impulse ese organismo, pero “no para crearlo en sí mismo” y “no para aumentar los ministros”, sino “para dar resultados” y “paliar la soledad”, que puede afectar a “todos”, recalcó, ya sean políticos o curas, niños, mujeres, ancianos o personas con discapacidad. En este punto, el padre Ángel recordó que también afecta a grandes líderes, como le llegaron a confesar el papa Juan Pablo II y el presidente del Gobierno español Felipe González.

“La mayor pobreza es sentirse solo sin tener posibilidad de hablar con alguien. La pobreza del silencio es la pobreza mayor. Es verdad que existe la pobreza de alimentos, la eléctrica, pero la pobreza del amor es la peor que podemos tener, no tener a alguien a quien besar y acariciar”, reflexionó. El sacerdote recordó que miles de personas mayores han vivido especialmente esa situación tras la irrupción del coronavirus, y muchos, incluso, llegaron a morir en soledad.

Durante su intervención en ‘’NEF Online’, el padre Ángel subrayó el mensaje que el presidente de la ONCE y su Fundación, Miguel Carballeda, trasladó en el Congreso de los Diputados al ser consultado por los políticos para afrontar la pandemia de la Covid-19. “El mayor problema que tienen ustedes es que no se quieren. El mayor problema que tiene nuestra sociedad es que nos queremos poco”, recordó el sacerdote.

En el encuentro también tomó la palabra el catedrático de sociología y exdirector de la UNED Juan Diez Nicolás, coautor del estudio ‘La soledad en España’, que se publicó en 2015 con el patrocinio de Fundación ONCE y Fundación AXA. El trabajo desmonta que vivir solo implique vivir en soledad.

“No es así. No todos lo que viven solos se sienten solos y muchos de los que viven muy acompañados se sienten solos”, recalcó el profesor. Diez Nicolás aseguró que “alrededor del 20% de los mayores de 18 años en España viven solos, pero más de la mitad de los que viven solos viven solos voluntarios están muy contentos de vivir solos”. Pero apuntó, que según los cálculos del estudio, la mitad del 80% de quienes viven con otras personas sienten algún tipo de soledad “con frecuencia”. “Hay que fijarse en esa soledad acompañada. Que tiene menos presencia social”, pidió.

EJÉRCITO DE VOLUNTARIOS

El confinamiento por la Covid-19, recalcaron los ponentes, ha mostrado también otra cara de la sociedad española para frenar la soledad de muchas personas. “En España tenemos un Ejército que hemos apreciado en la pandemia, el de las Fuerzas Armadas, pero tenemos uno todavía mejor, el de voluntarios y voluntarias, no sólo en ONG, también en las familias, comunidades de vecinos y empresas”, reconoció el padre Ángel.

En este punto, el presidente de la ONCE y su Fundación puso en valor la labor de “centinelas” que tienen los 19.000 vendedores del cupón de la organización, que suponen que muchas personas rompan con su soledad cotidiana e intercambien confidencias con ellos “cuando van a comprar la leche o el pan”.

Además, se refirió a colectivos especialmente vulnerables a sentirse solos, como el de las personas con discapacidad. Explicó que desde la organización que dirige, miles de voluntarios y un centenar de trabajadores sociales contactaron en repetidas ocasiones durante la pandemia con los afiliados, para ayudarles a combatir el aislamiento. Las acciones consistieron en llamadas de teléfono, pero también en formación en nuevas tecnologías para que, por ejemplo, las personas ciegas de más edad pudiesen dejarse ver por videollamada con sus familiares.

“Yo también creo que hay valores en la sociedad y en la gente de este país. Claro que no en todos: hay un problema de educación y hay que resolverlo en el seno familiar, fundamentalmente, y también la gente que se dedica a la política. Cuidado con los mensajes”, pidió.

Carballeda puso el ejemplo del “exceso de violencia” que tuvo lugar durante la campaña electoral al Gobierno de Madrid, con el envío de navajas ensangrentadas y casquillos de balas. “Cuidado, por favor”, reclamó para contribuir a una sociedad en la que “sí hay valores”. “Si no no podrían funcionar organizaciones como la nuestra, Mensajeros de la Paz, o Cruz Roja, Cáritas… ¿Quién resuelve las colas del hambre? Los valores de las personas, de las empresas y los grupos. Menos mal que está la sociedad civil”, zanjó.

COLABORACIÓN CON ESPAÑA

El embajador de Japón en España, Kenji Hiramatsu, expuso que el pasado febrero su gobierno creó el Ministerio de la Soledad, y que están “trabajando mucho” para afrontar la soledad y los suicidios en la sociedad con mayor esperanza de vida del mundo, que se sitúa en 81,4 años en los hombres y 87,4 en las mujeres.

“El número de mayores de 65 que viven solos son el 16% de los hombres que superan esa edad y el 22% de las mujeres y viven solos por distintas razones: aparte la baja tasa de natalidad, el aumento de divorcios y solteros también afecta a la soledad de los ancianos”, dijo.

Por ello, el Gobierno japonés ha puesto en marcha “mecanismos de consulta” para poder dar servicios de apoyo a las personas que están más desamparadas. Y tomó las ideas que compartió Miguel Carballeda para exportar la figura de asesores escolares, trabajadores sociales y el apoyo de ONG. “La gente tiene que saber a quién acudir”, dijo el representante nipón. “Vamos a aprender mucho de España y a colaborar juntos”, agregó para lograr que “gobierno y sociedad estén preparados” para combatir la soledad.

El padre Ángel concluyó su intervención sobre la soledad citando al Papa: “No nos acostemos nunca sin decir te quiero, perdón y gracias”. “La soledad a veces no deja ver la luz y la esperanza, pero hay remedios, que no están en las farmacias, sino en nosotros mismos. En la familia y en el acompañamiento”, señaló, enumerando el “listado” que ha elaborado para atajar la soledad, que pasa por hablar con las personas de la familia, leer, hacer deporte, cuidarse y aprender cosas nuevas “y aprovechar el tiempo”.